୧ ‧₊ por ella me detengo ⋅

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☆ atención : aquí la continuación del capítulo previo <33

☆ nota: me pidieron una secuela del último capítulo y yo con muchísimo gusto <33 me gustaría también mencionar que esto es una anécdota basada en la primera vez que me enfermé a los dos meses. mi mamá estaba super histérica y cuando me llevaron al hospital me estuve riendo como loca. 

★ PRIMER PUNTO DE VISTA ★

Estaba teniendo uno de esos días donde todo parecía caer perfectamente en su lugar. Aurora, nuestra guerrera de dos meses, había dormido bastante bien la noche anterior, algo que tanto T/N como yo agradecíamos profundamente después de semanas de noches interrumpidas y pañales a mitad de la madrugada. Pero, como siempre pasa en la vida de los padres primerizos, el alivio nunca dura mucho.

Todo parecía ir bien hasta que T/N notó algo raro en Aurora. Primero, su carita estaba más caliente de lo normal, y luego, sin previo aviso, la fiebre llegó.

"¡María Victoria!" gritó T/N desde la habitación, sosteniendo a Aurora. "¡Tiene fiebre, Vicky! ¡Fiebre alta!"

Salí de la cocina y la encontré en el borde del colapso, con Aurora en brazos, mientras me miraba como si esperara que yo trajera una ambulancia con la sola fuerza de mi presencia. Yo, por mi parte, la observé con una sonrisa, manteniendo la calma.

"Mi amor, la fiebre es común en los recién nacidos," dije, con una serenidad que hasta a mí misma me sorprendía. "Si llega a cierto nivel, la llevamos al hospital, pero no nos adelantemos."

T/N no estaba para escuchar razonamientos. Me miró como si hubiera perdido la cabeza.

"¡María Victoria, no entiendes! ¡Mi hija está hirviendo!" gritó mientras intentaba comprobar la temperatura de Aurora una y otra vez, con esa mezcla de preocupación y horror que solo los padres pueden entender. "¡Puede ser gravísimo! ¿Y si es un virus alien, o una infección rara de esas que solo le jode a las bebés perfectas?"

Lo del "virus alien" me dejó sin palabras, aunque la idea me dio ganas de reírme, porque sabía que no debía. Aurora estaba ahí, en brazos de T/N, con sus ojitos medio abiertos y una leve sonrisa en su carita, como si estuviera bromeando con nosotras.

"Mi amor," dije, intentando mantener la calma, "pues vamos al hospital. Pero respira y tranquilízate."

Sin decir otra palabra, nos preparamos para salir. T/N parecía una leona lista para la batalla mientras se apresuraba, sosteniendo a Aurora como si fuera de cristal y dándome órdenes como si yo no supiera ponerme los zapatos sola.

El trayecto al hospital fue... interesante. T/N seguía chequeando la temperatura de Aurora con su mano, murmurando algo sobre protocolos de emergencia, mientras yo guiaba el carro tranquilamente, intentando no dejarme contagiar por el caos.

Pero cuando llegamos al hospital, todo cambió.

Nos bajamos del carro como si estuviéramos en una película de acción, y T/N entró al hospital a toda velocidad, con Aurora en brazos, como si fuera la protagonista de una misión urgente.

"¡Mi hija está enferma!" gritó, corriendo hacia el mostrador de recepción.

La recepcionista, que seguramente había visto este tipo de situaciones cientos de veces, nos miró con esa calma característica de los hospitales y luego me lanzó una mirada como diciendo: "Es de éstas."

"Fiebre alta," dije, entregándole la tarjeta del seguro con una sonrisa de disculpa. "Solo dos meses."

Nos asignaron una sala de emergencia pediátrica, y mientras esperábamos al doctor, T/N no paraba de dar vueltas de un lado a otro como un animal enjaulado. Yo, por mi parte, tenía a Aurora en brazos, quien para ese momento parecía más feliz que nunca. La fiebre seguía ahí, pero la niña estaba riendo, como si todo esto fuera una broma.

"Dios mío, T/N. ¿Ves? No tiene nada," le dije a T/N, quien seguía lanzándome miradas de preocupación. "Auro está bien."

T/N me miró como si no pudiera creer lo que estaba viendo. "¿Cómo puedes estar tan calmada, carajo?" preguntó, claramente frustrada con mi falta de dramatismo.

"No puedo desesperarme por qué no resuelvo nada," le respondí, alzando una ceja.

Antes de que pudiera replicar, el doctor entró en la sala. El doctor había sido el pediatra de Aurora desde que nació, y era un hombre que irradiaba esa clase de confianza y serenidad que solo los buenos pediatras poseen.

Sonrió al vernos y luego miró a Aurora, quien seguía riendo como si nada.

"¡Miren quién llegó!" dijo el doctor Salvador mientras le hacía cosquillas en la barriga a Aurora. "¿Otra crisis de pánico de Mami?"

Yo reí claramente recordando la última vez que habíamos estado ahí. Durante el nacimiento de Aurora, había sido un espectáculo digno de una película. Y parece que Salvador no lo había olvidado.

"¿Cómo está la mamá histérica?" bromeó Salvador, lanzándome una mirada traviesa.

Me encogí de hombros, con una sonrisa.

"Hoy le tocó a ella," dije señalando a T/N, quien no estaba de humor para chistes.

"¿Es grave, doctor?" preguntó T/N, con los ojos llenos de preocupación.

Salvador rió suavemente y comenzó a examinar a Aurora. "Vamos a ver qué pasa con esta chiquita," dijo mientras le tomaba la temperatura y revisaba todo con calma. "Lo más probable es que sea una fiebre viral. Los bebés a menudo desarrollan estas fiebres sin razón, y lo más importante es que la chica está de buen humor. Eso es una buena señal."

T/N respiró profundo, pero todavía no estaba convencida.

"¿No es nada más grave?" preguntó, todavía dudando.

Salvador se tomó su tiempo, revisando a Aurora, y finalmente asintió. "Nada grave, T/N. Solo fiebre. Vamos a hacer algo. Le voy a dar algo para bajarla, y en un par de días, estará como si nada."

Miró a Aurora con una sonrisa antes de añadir. "Si soy honesto, parece que ella está manejando todo esto mejor que ustedes dos."

T/N soltó un suspiro, y me di cuenta de que se estaba calmando, aunque todavía lanzaba miradas preocupadas hacia Aurora. Yo, por mi parte, me relajé por completo, sabiendo que nuestra pequeña guerrera estaba bien.

"Le daré unos minutos para que se le pase la fiebre con la medicina, y luego mucho descanso," dijo Salvador. "Aunque si necesitas otra razón para venirme a ver, siempre puedes volverte loca como en el nacimiento, Vicky."

Le lancé una mirada divertida y él rió, mientras salía de la sala. T/N me miró finalmente, exhalando todo el aire que había estado reteniendo, y se dejó caer en la silla junto a mí.

"Sigo nerviosa," dijo finalmente, riéndose de sí misma. "Para mí es el fin del mundo, y Aurora solo... se ríe."

Le sonreí y acaricié su mano. "Ya sabes cómo estaba durante el parto," dije con una sonrisa burlona.

T/N me lanzó una mirada fulminante, pero luego se echó a reír. "Acho, no, ¡tú eras peor!"

Pasaron los minutos y, tal como dijo el doctor, la fiebre de Aurora comenzó a bajar, y el brillo en su carita se volvió más intenso. Nos miraba con esos ojitos grandes y curiosos, como si estuviera disfrutando del pequeño caos que había causado.

"Es increíble, ¿no?" murmuró T/N mientras la observaba. "Cómo algo tan chiquito puede ponernos patas arriba."

Le di un beso en la frente a Aurora y sonreí. "Ella es nuestra pequeña tormenta ," le dije.

Finalmente, el doctor volvió, y tras una última revisión, nos dio el visto bueno para llevarnos a nuestra pequeña a casa.

Mientras salíamos del hospital, T/N caminaba más relajada, aunque aún lanzaba miradas protectoras a Aurora. Yo, por mi parte, seguía cargándola con una sonrisa tranquila.

"Aurorita, tu mamá es una guerrera, ¿sabías?" le susurré mientras caminábamos hacia el carro. "Aunque a veces entra en pánico, todo lo hace porque te ama."

T/N me lanzó una mirada fingidamente molesta. "Habla por ti, María Victoria," dijo. "La próxima vez serás tú la que entre en pánico, ya verás."

"Veremos quién es la histérica la próxima vez," le respondí con una sonrisa, mientras colocábamos a Aurora en su asiento de bebé.

Y mientras conducíamos de regreso a casa, con nuestra pequeña riendo suavemente desde el asiento trasero, me di cuenta de que estos momentos de caos, risas y amor eran, sin duda, los que hacían que la vida valiera la pena.

LADYBELL ⟿ YOUNG MIKO˚ ༘ .  ᵎᵎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora