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Draco se volvió y reparó en el armario. Se dirigió hacia él, alargó la mano para agarrar la manecilla…

De acuerdo - dijo el señor Malfoy en el mostrador - ¡Vamos, Draco!

Cuando Draco se volvió, Harry se secó el sudor de la frente con la manga.

Que tenga un buen día, señor Borgin. Le espero en mi mansión mañana para recoger las cosas. - menciona el señor Malfoy

En cuanto se cerró la puerta, el señor Borgin abandonó sus modales afectados.

Quédese los buenos días, señor Malfoy, y si es cierto lo que cuentan, usted no me ha vendido ni la mitad de lo que tiene oculto en su mansión.

Y se metió en la trastienda mascullando. Harry aguardó un minuto por si volvía, y luego, con el máximo sigilo, salió del armario y, pasando por delante de las estanterías de cristal, se fue de la tienda por la puerta delantera, Tn lo fue siguiendo.

Mi hermano iba sujetándose adelante de la cara las gafas rotas, miró en torno. Habíamos salido a un lúgubre callejón que parecía estar lleno de tiendas dedicadas a las artes oscuras. La que acababa de abandonar, Borgin y Burkes, parecía la más grande, pero enfrente había un horroroso escaparate con cabezas reducidas y, dos puertas más abajo, tenían expuesta en la calle una jaula plagada de arañas negras gigantes. Dos brujos de aspecto miserable nos miraban desde el umbral y murmuraban algo entre ellos. Harry se apartó asustado, procurando sujetarse bien las gafas y salir de allí lo antes posible, Tn no estaba asustada en lo absoluto.

Un letrero viejo de madera que colgaba en la calle sobre una tienda en la que vendían velas envenenadas, le indicó que estaba en el callejón Knockturn. Esto no le podía servir de gran ayuda, dado que Harry no había oído nunca el nombre de aquel callejón. Con la boca llena de cenizas, no debía de haber pronunciado claramente las palabras al salir de la chimenea de los Weasley. Intentó tranquilizarse y pensar qué debía hacer.

Tranquilo, no te pongas tan nervioso - dice Tn intentando que su hermano se calme un poco

¿No estarán perdidos, cariños? - le dijo una voz al oído, haciéndole dar un salto.

Tenía ante él a una bruja decrépita que sostenía una bandeja de algo que se parecía horriblemente a uñas humanas enteras. Lo miraba de forma Malévola, enseñando sus dientes sarrosos. Harry se echó hacia atrás.

Estoy bien, gracias - respondió - Yo sólo…

No señora - responde Tn tranquilamente, pero en su mirada se veía ferocidad

¡TN! ¡HARRY! ¿Qué demonios estás haciendo aquí? -  Ví como mi hermano suspiro relajándose, mientras que la bruja al verme en esa forma se le cayeron al suelo casi todas las uñas que llevaba en la bandeja, y le echó una maldición mientras que un gigantesco Hagrid, el guardián de Hogwarts, se acercaba con paso decidido y sus ojos de un negro azabache destellaban sobre la hirsuta barba.

¡Hagrid! - dijo Harry, con la voz ronca por la emoción - Me perdí…, y los polvos flu…

No sé acerque otra vez a nosotros, señora - dice Tn - y lo digo respetuosamente - la observa por última vez

Hagrid agarró a Harry por el pescuezo y le separó de la bruja, con lo que consiguió que a ésta le cayera la bandeja definitivamente al suelo. Tn siguió a Hagrid.

Los gritos de la bruja les siguieron a lo largo del retorcido callejón hasta que llegaron a un lugar iluminado por la luz del sol. Nosotros vimos en la distancia un edificio que le resultaba conocido, de mármol blanco como la nieve: era el banco de Gringotts. Hagrid lo había conducido hasta el callejón Diagon.

¿Potter O Snape?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora