Capítulo 2

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Axel

-Axel levantate, hoy es la presentación de las pruebas- dijo Edrick, mi guardaespaldas, mientras me sacudía los hombros para que me levantara.

-Lo sé de sobra Edrick, y tengo 0 ganas- dije resoplando.

Él salió de mi habitación ignorándome y me puse una camiseta para bajar a desayunar con mi padre, al enorme comedor de mi casa.

-Buenos dias Axel, hoy tienes la presentación. ¿Ya la tienes preparada? Espero que no me decepciones- dijo sin siquiera mirarme a los ojos.

-Si, ya está preparado- dije.

-Después del discurso sabes de sobra que tenéis dos semanas de preparación, aprovechalas a fondo, quizás consigues superarme- dijo con una sonrisa burlona.

No contesté. Con mi padre las cosas siempre han sido así, solo le importan las pruebas. Desde pequeño solo me ha enseñado a matar, me ha mandado a matar todo tipo de gente, ladrones, inocentes, niños y mucho más. Yo siempre le preguntaba que porque me hacía pasar por todo eso y él solo contestaba: "En un futuro serás el director de las pruebas y matarás a todos los débiles que se crucen por tu camino, no debes de tener escrúpulos".
Así me hizo, sin escrúpulos y eso me destrozaba más de lo que debería.

Además, si no tenía suficiente, mi padre en su tiempo sacó la mejor puntuación de la historia, 20000 puntos, cosa que yo no había logrado, y eso hacía que él tuviera la libertad de burlarse de mí cuando se le antojaba.

Terminé de desayunar y subí a mi habitación, en dos horas eran las presentaciones y debía arreglarme. Me puse un traje negro que se ceñía a mi cuerpo perfectamente, que probablemente costaría una fortuna y salí de la mansión.

Me encaminé hacia el palacio para buscar a mi mejor amigo, Rod, el hijo del rey. Este estaba en el patio esperándome cuando llegué, llevaba un traje similar al mío y su pelo castaño estaba repeinado, cosa que a mí se me había olvidado totalmente. Mi pelo negro estaba alborotado, pero no me importó, me gustaba así.

-Buenas Axel, ¿listo para la mejor presentación de tu vida?- dijo, y por un segundo, noté como le brillaban los ojos verdes.

-Rod, sabes perfectamente que no me entusiasman estas pruebas- dije con sequedad.

Él nunca me entendería, él no había visto la parte trágica de aquellas pruebas, la parte en la que fusilaban a gente inocente por no ser suficientemente fuerte.

-Que aguafiestas- dijo, imitando un sollozo.

Continuamos andando y llegamos a la plaza principal de Cúspide, había un escenario y delante de él muchísimas sillas para los espectadores y justo a la derecha del escenario las sillas de los participantes. Nos sentamos, ya estábamos todos los de clase alta, tan solo faltaba los habitantes de El hoyo.

De repente, aparecieron siete coches, cada uno de un participante, bajaron uno a uno y decidí quedarme con sus caras, al fin y al cabo cabía la posibilidad de que yo los acabara matando. Mis ojos se centraron en el último coche, de él bajó una chica rubia, de ojos azules. Ella no iba vestida como los demás, llevaba un vestido negro que se le ceñía arriba y le caía en cascada, parecido a los de las demás chicas, pero lo que me llamó la atención fue su espalda, llevaba colgado un arco. También llevaba recogido el pelo en un moño y sobre su oreja izquierda llevaba una flecha sujetada por el pelo. Por alguna razón sentí la necesidad de saber su nombre y conocerla a fondo.

Todos se colocaron en sus sitios y Mizt, la encargada de las presentaciones comenzó a explicar:

-Bienvenidos a Cúspide- dijo hablando hacia los de la clase baja- creo que todos sabéis de que van las pruebas pero por si acaso lo explicaré. Bien, antes de empezar las pruebas tendréis dos semanas de entrenamiento aquí, en Cúspide, con los mismos materiales que utilizareis en las pruebas. Además se os medirá el puntaje para que os hagáis una idea de como vais de preparados. Luego el tema de las pruebas, ya sabéis como va supongo, 14000 puntos o más clase alta, 7000 puntos o más clase baja y menos de 7000 puntos,débiles, y todo lo que eso conlleva. Bueno, no me voy a enrollar más, que inicien las presentaciones- dijo, y todo el mundo aplaudió.

Nadie nos quitará la gloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora