Capítulo 4

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Kia
Me desperté temprano cuando una criada llamó a mi puerta y me entregó el desayuno. No me apetecía lo más mínimo desayunar sola, así que, sin siquiera cambiarme me dirigí hacia la habitación de Tess y llamé a su puerta con la intención de desayunar juntas.

La puerta se abrió dejándome ver a un hombre sin camiseta, tenía el pelo castaño y los ojos marrones, se parecía mucho a Tess.

-Hola, ¿qué querías? Tess sigue durmiendo- dijo el hombre.

-Eh, primero de todo, ¿quién eres?- le pregunté confundida.

-Soy Lorel Lai. Tu eres Kia, la mejor amiga de Tess, ¿no?

-Ah, es verdad, me suenas de las presentaciones y, si, soy su mejor amiga. Pero, ¿qué haces en su habitación?

-Eh, mejor que te lo explique ella, yo voy a ducharme- me dijo, al darse cuenta que Tess se acababa de levantar, se alejó y cerró la puerta del baño.

Cerré la puerta de la habitación y me acerqué a la cama sentandome al lado de Tess, que me miraba sin dejar de sonreír.

-Veo que has conocido a Lorel- dijo.

-Ya lo conocía de las presentaciones, lo que no entiendo es que hace en tu cuarto- contesté.

-Bueno, pues ayer en el entrenamiento lo ví, charlamos, anoche entró a mi habitación y...

-Vale, vale, no quiero detalles, estoy bien así- me reí.

-¿A qué venías?- me preguntó Tess.

-Bueno iba a desayunar contigo, pero os dejo solos, tortolitos- le respondí.

-Mañana desayunamos juntas, ¿sí? - dijo ella con una nota de culpa en su voz.

-No te preocupes, disfruta- le guiñé el ojo y volví a mi habitación.

Sola de nuevo, desayuné en mi habitación, me duché y me vestí para bajar a entrenar, que era lo único que me distraía. Me puse un top azul de tirantes y pantalones cortos, eran de licra, elásticos y se ajustaban bien a mi cuerpo, también me calzé unas zapatillas blancas y bajé al patio.

Allí solo había una persona, tenía el pelo castaño y los ojos verdes, era Rod Afer, el hijo del rey.

Fui a la zona de tiro con arco, mi prueba favorita.

-Veo que eres muy buena con el arco- me dijo Rod, colocándose al lado mía.

-Lo soy- contesté con sequedad, él era igual que su padre, lo que me daba coraje. No entendía porqué el rey no acababa con las pruebas, se veía a la milla que no le agradaban.

Mi respuesta provocó que se alejara, justo lo que quería. Pero mi tranquilidad no duró mucho.

-Hola Kia- dijo Gael poniéndose a mi lado, haciéndome bajar el arco y mirarlo a los ojos.

-Hola Gael- lo saludé, sabiendo sus intenciones.

-Oye has pensado...

-No, no tengo una respuesta todavía Gael- lo interrumpí, porque ya sabía por donde iba la conversación.

-Kia, no podemos seguir así, yo no puedo- dijo, su voz sonaba desesperada.

-A mí también me jode estar así, pero me hiciste daño y no puedo decirte algo tan rápido.

Me cogió de los hombros y me besó, lo aparté rápidamente dándole un puñetazo en la mandíbula.

-¡¿Qué mierda haces?!- le grité.

-Kia, quiero que seas más que mi amiga, lo de anoche no era verdad- dijo, volviendo a acercarse a mi, a lo que respondí con un empujón.

-Eres de lo peor Gael, no te he dado el derecho a ponerme ni una puta mano encima, y tampoco te lo daré. Ah, y vete olvidando de lo de perdonarte, no quiero saber más de ti, me das asco- mi voz se rompió.

Nadie nos quitará la gloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora