Capítulo 6

6 1 0
                                    

Kia
Mi mundo entero se paralizó, pensé que era una pesadilla, mi corazón latía más lento de lo normal y todo me daba vueltas hasta de repente, lágrimas.

Un mar salía de mis ojos intentando liberar la tensión y la cantidad de emociones que sentía. Corrí a abrazar a mi hermano y mientras lo abrazaba mis ojos buscaron a Axel, me estaba mirando. Sentí rabia, su padre, su maldito padre acababa de mandar a mi hermano a la tumba, pero por alguna razón yo no podía odiarlo del todo, había sentido eso como una traición, aunque éramos enemigos. Pero ese era el problema, que no conseguía ser su enemiga, por mucho que lo odiara. Ese chico tenía algo que me hacía sentirme en casa y eso me molestaba más de lo que quería admitir. Quizás no lo odiaba tanto.

Dejé de mirarlo y al salir de sus ojos grises volví a la realidad, mi hermano, y volví a derrumbarme. Lara estaba al lado, intentando retener las lágrimas, ella siempre habia sido la más racional de nosotros y estaba intentando mantener la calma, pero yo no podía. Mi hermano iba a morirse, era imposible que llegara a los 8000 puntos con tan poco tiempo de preparación. Esa noticia era una sentencia de muerte para él.

-No, no te van a hacer nada Luke, te lo prometo. No voy a dejarte, Luke por favor- dije sin retener las lágrimas que caían a borbotones de mis mejillas.

-No hagas promesas que no puedes cumplir Ki- contestó él con una sonrisa melancólica, con lágrimas cayendo de sus mejillas.

-La voy a cumplir Luke, mataré a cualquiera que me lo impida pero tú no te vas a ir, tú no. No puedo perder a más gente, no puedo perderte- dije sin dejar de llorar apartándome para que Lara, que no había aguantado más y estaba llorando como todos, lo abrazara.

Decidí salir al patio, me di cuenta de que todo el mundo había presenciado la escena, ya que todos estaban en un corro alrededor de nosotros, Josh estaba arrodillado llorando en el suelo y los demás no se quedaban atrás.

Me abrí paso entre la multitud que me miraba con curiosidad y al salir al patio cogí un puñal que había en los estantes de las armas.

Me solté el pelo y dejé que el viento se apoderara de él y empecé a gritar mientras clavaba el puñal contra el árbol sin dejar de llorar. Estuve así hasta que me quedé sin fuerzas, hasta que mis brazos dejaron de responder, hasta que acabé jadeando empapada de sudor. Y me senté debajo de un árbol, derrotada.

Cerré los ojos y de repente una voz a lo lejos me hizo abrirlos de golpe:

-¿Kia? ¿Estás bien?- perfecto, la persona que menos quería ver estaba allí, con sus ojos grises posados en mí. Tenía el pelo alborotado y sus ojos, que normalmente mostraban irrelevancia, mostraban certera preocupación.

-Acaban de mandar a matar a mi hermano y estoy de puta madre, ¿no crees Axel?- dije, provocando que se quedara en silencio. -Ah, espera, no lo acaban de mandar a matar, tu padre lo acaba de mandar a matar. Me harías un favor si te fueras porque eres la persona que menos quiero ver ahora mismo- continúe.

- ¿A donde quieres llegar con eso? Yo no soy mi padre- dijo, mientras su mandíbula se tensaba.

-Eres igual que tú padre, eres un asesino Axel- dije, remarcando el asco que sentía por ello en mis palabras.

-¿Eso piensas de mí? Pues si, soy un puto asesino, se que soy un monstruo y me torturo diariamente. Pero no soy igual que mi padre, yo no lo hago por gusto, a mi me obligaron, esto no es lo que he elegido hacer sino lo que han elegido que haga. Pero claro, es más fácil juzgarme por mi padre que conocerme antes- dijo, girándose.

-Lo siento ¿vale? No es fácil lidiar con que acaban de mandar a mi hermano al hoyo, joder- dije, dejando salir de nuevo lágrimas sin parar, dejando caer mi cuerpo de rodillas en el suelo.

Nadie nos quitará la gloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora