Capitulo diez: las revelaciones

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Jeongin se quedó paralizado por la pregunta del capitán Lee. La incredulidad se reflejaba en su rostro mientras el capitán insistía con su acusación. -¿Follas con Hyunjin?

La risa amarga que salió de los labios de Jeongin fue involuntaria. -¿Qué clase de calumnia es esa? -se quejó, sintiendo cómo la sangre le subía a las mejillas.

Félix, quien había estado escuchando la conversación, se encogió de hombros. -Lo escuché de un cadete que se lo decía a otro. No me malinterpretes, pero tu imagen está en juego, ya que apenas fuiste ascendido...

-Mi vida sexual no es problema de nadie -interrumpió Jeongin, levantándose de su asiento con determinación. Sin más, se dirigió a la oficina del coronel, decidido a poner fin a los rumores.

Sin tocar la puerta, entró y quedó en silencio al ver a una mujer vestida de negro sentada sobre la mesa, mientras Hyunjin se encontraba en medio de sus piernas. El nudo en su estómago se apretó, y rápidamente hizo una reverencia.

-Lo siento, mi coronel, debí tocar -se disculpó, sintiendo cómo el aire se volvía pesado.

Hyunjin sonrió de lado, su expresión relajada y despreocupada. -¿Es algo urgente? -preguntó, mirando a Jeongin con curiosidad.

Jeongin asintió, incapaz de apartar la mirada de la escena que tenía ante él. Hyunjin le indicó que esperara afuera un momento, y Jeongin salió, cerrando la puerta tras de sí. Se quedó mirando a la nada, cuestionándose por qué se sentía así. ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué le molestaba tanto?

El tiempo pasó lentamente. Cuando finalmente la mujer salió, Jeongin la miró de reojo, sintiendo un torrente de emociones que no podía controlar.

-¡Ahora sí, pasa! -gritó Hyunjin desde dentro.

Jeongin respiró hondo y se adentró en la oficina. Estaba por hablar cuando sus ojos se posaron en el cuello de Hyunjin, donde yacía un chupetón visible. La molestia en su pecho se intensificó, pero respiró hondo y decidió hablar.

-Félix lo sabe... hay un rumor que dice que ustedes dos... -comenzó, pero Hyunjin alzó una ceja en señal de desafío.

-¿Hay pruebas? -preguntó con una sonrisa burlona.

Jeongin negó con la cabeza, sintiéndose cada vez más frustrado. -Bien, no hay de qué preocuparse entonces -respondió Hyunjin con despreocupación.

Jeongin no pudo evitar quejarse. -Si esos rumores llegan a Minho...

-¿El? -interrumpió Hyunjin, su tono ahora más serio. -No tienes derecho a reclamarme así que cálmate.

La tensión entre ellos aumentó y Jeongin sintió cómo su corazón latía con fuerza. Las palabras de Hyunjin resonaban en su mente: "No tienes derecho". ¿Era verdad? ¿Acaso podía reclamarle algo cuando él mismo estaba atrapado en un torbellino de sentimientos contradictorios?

-No estoy reclamando nada -respondió finalmente, tratando de mantener la calma. Pero su voz sonaba más débil de lo que hubiera querido.

Hyunjin se acercó un paso, su mirada penetrante. -Entonces no te preocupes por lo que digan los demás. Lo único que importa es lo que nosotros sabemos.

Jeongin sintió un escalofrío recorrer su espalda ante esas palabras. La cercanía de Hyunjin lo desarmaba; había algo en él que lo atraía y repelía al mismo tiempo. Pero en ese instante, decidió aferrarse a su orgullo.

-No quiero ser parte de un chisme -dijo con firmeza. Sin embargo, dentro de él había una tormenta de emociones que no podía ignorar.

Hyunjin sonrió de nuevo, pero esta vez había una chispa diferente en sus ojos. -Entonces deja que los rumores vuelen. Al final del día, somos nosotros quienes estamos follando y no ellos... Lo veo luego teniente.

Acaba conmigo | hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora