Víctor salió de la casa de Juliette con una mezcla de sensaciones encontradas. El aire frío de la tarde parisina lo golpeó al salir a la calle, pero su mente estaba demasiado ocupada como para notarlo. Caminaba por las calles empedradas, con las manos en los bolsillos de su abrigo negro,
el rostro serio pero sereno, como siempre. A pesar de la tensión que sentía en su interior, mantenía una fachada imperturbable, un arte que había perfeccionado con el tiempo.
Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, reflejándose en los escaparates de las tiendas y en los charcos que había dejado la lluvia de la mañana.El murmullo suave de París lo acompañaba mientras avanzaba, pero algo le resultaba extraño.
Había una sensación en el aire que no lograba descifrar de inmediato. Aceleró el paso, cruzando las calles que tan bien conocía, pero con la leve sospecha de que no estaba solo. No era paranoia; era una intuición precisa que había desarrollado después de años en la familia.
Algo iba a suceder.Cuando giró la esquina de una pequeña calle, una figura elegante apareció de pie al final de la cuadra. No necesitó ver su rostro para saber quién era. Aquella postura recta, el abrigo perfectamente ajustado, la forma en que sus tacones resonaban suavemente en los adoquines... Su hermana lo estaba esperando.
Y no era una coincidencia.Víctor siguió caminando hacia ella, manteniendo su ritmo controlado, sin apurar el paso, aunque el encuentro inevitable ya se cernía sobre él.
Se detuvo a unos metros esto debía ser una broma y por un momento, ambos se miraron en silencio. Ella sonreía ligeramente, pero no era una sonrisa de calidez o de bienvenida, sino una sonrisa afilada, llena de intención. Como si hubiera sabido desde el principio que él estaría ahí, justo en ese lugar, en ese momento.
—Hola Pandora — Respiro profundo lento para no llamar mucho la atención
—Sabía que pasarías por aquí." — como si estuviera comentando el clima. —
—No creo que sea coincidencia— arqueó una ceja, observándo de arriba abajo. — no me interesa —
Ella esbozó una sonrisa más amplia como si jugará y con unn gesto que parecía tan frío como el viento que los rodeaba. Se acercó a él, despacio, como si estuviera midiendo cada paso, cada centímetro entre ellos
— Nada lo es cuando se trata de nosotros.— lo miro fijamente
Su tono era relajado pero Víctor podía leer entre líneas. No había nada casual en aquel encuentro su hermana rara vez hacía algo sin un motivo y si había estado esperándolo en esa calle en ese preciso momento era porque tenía algo que decirle.
Algo importante o que quería saber de un punto sobre la familia que debía ser atendido a la brevedad posible
Los edificios alrededor eran elegantes y antiguos, parecían casi testigos silenciosos de la escena. La calle estaba desierta, un contraste con el bullicio que había dejado atrás, pero eso solo añadía más intensidad al momento. Víctor mantuvo su postura, sin dejarse intimidar por la inesperada aparición de su hermana, pero en su interior ya se estaba preparando para lo que venía.
— Supongo que no estás aquí solo para darme un abrazo ¿No? — sonrió jugando sabiendo que es un gesto de coquetería
Su hermana lo observó por un segundo más antes de soltar una risa suave casi burlona aquel sonido aunque apenas audible llevaba consigo el peso de una amenaza velada
—Digamos que hay cosas que debemos discutir, querido hermano. Cosas que no pueden esperar.— me pongo a mirarlo de arriba abajo como si fuera una hormiga ante mi
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El Arte de la Crítica: Sombra de un Crítico
FanfictionEn un mundo donde el nombre de Anton Ego resuena con el peso de la crítica gastronómica, surge una nueva voz lista para desafiar las expectativas. Sombra de un Crítico narra la fascinante historia de Juliette Ego, la hija del famoso crítico que ha m...