3: Chan Ramsay.

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—¡Muy bien! —repitió Chan, subiendo un pie sobre la silla para enfatizar su autoridad, aunque la silla parecía tambalearse con cada pequeño movimiento. Los demás chicos seguían esparcidos por la cocina, con Minho empujando a Jisung por un mejor lugar cerca de la ventana, Felix comiendo papitas con una sonrisa inocente, y Seungmin intentando mantener una expresión de superioridad mientras jugaba con su móvil. Chan rodó los ojos, pero algo en ese caos le resultaba extrañamente familiar, casi nostálgico.

—Silencio, por favor —pidió de nuevo, intentando sonar serio. Sin embargo, el único que parecía prestarle atención era Jeongin, quien observaba a todos con una mirada de calculada paciencia.

Después de un segundo de dudar, Jeongin decidió intervenir. De repente, dejó escapar un grito agudo y penetrante, tan potente que hizo vibrar los vasos sobre la mesa. Todos se quedaron paralizados, mirando alrededor con confusión; algunos se taparon los oídos con muecas de dolor.

—¿Qué es eso?! —gritó Jisung, claramente afectado, con los ojos bien abiertos.

—¡Nos atacan los alienígenas! —añadió Hyunjin, mirando al techo con fingida desesperación.

Chan suspiró, aliviado por el repentino silencio. —Gracias, Jeongin.

Jeongin sonrió satisfecho. —No hay de qué.

Changbin chasqueó la lengua, sacudiendo la cabeza. —Ese grito, ¿lo aprendiste de los delfines?

—Tal vez, —Jeongin se encogió de hombros—, tengo un amigo en Mundo Marino.

Chan ignoró los comentarios, concentrándose en su objetivo. —Como iba diciendo, niños…

—¿Niños? —interrumpió Minho—. Yo tengo más de treinta, Chan. Ya no soy un niño.

—Aún te comes los mocos cuando piensas que nadie te ve, así que sí, sigues siendo un niño, —replicó Chan con una sonrisa maliciosa, mientras Minho lo fulminaba con la mirada.

—Bueno, dejémonos de chistes malos, —continuó Chan—. Vamos a organizarnos para que esta convivencia sea lo más amena posible. Necesitamos tareas para que la casa no termine pareciendo un episodio de “Hoarders”.

Felix levantó la mano, aún con la boca llena de papitas. —Yo puedo… umm… supervisar.

—¡Supervisar! —repitió Jisung, riendo—. Claro, y yo puedo supervisar cómo tú supervisas.

Chan rodó los ojos. —Felix, tú te encargarás de la limpieza del baño.

—¡Noooo! —se quejó Felix con un puchero—. ¡El baño es asqueroso!

—Exacto, por eso te toca a ti, —dijo Chan, divertido—. Ahora, Minho…

Minho levantó una ceja. —¿Sí, mi comandante?

—Tú te encargarás de cocinar. No queremos otra intoxicación alimentaria como la última vez que Jisung intentó hacer ramen, —añadió Chan, provocando risas de todos menos de Jisung.

—¡Hey! No fue mi culpa que confundí el polvo para lavar con el caldo de pollo, —se defendió Jisung, ofendido.

—Sí, claro, —bromeó Changbin—. La próxima vez que quiera limpiar mi estómago por completo, ya sé a quién llamar.

—Hyunjin, —continuó Chan, intentando mantener el orden—, tú te encargarás de sacar la basura. Y no, no hablo de tus problemas emocionales.

Hyunjin se llevó la mano al pecho, fingiendo estar herido. —¡Eso fue muy cruel, Chan!

—No tanto como el olor de la basura cuando no la sacas, —le respondió Chan sin perder el ritmo.

—Jeongin, tú estarás a cargo de las bebidas, —dijo Chan—. Y por favor, no queremos que hagas experimentos científicos con ellas.

Niños Grandes (skz ships)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora