Seducir a la Villana (Parte 2) (GL)

Capítulo 220: La Dama de la Noche (44)

Capítulo 220: La Dama de la Noche (44)

(Región Norte - Afueras de Nueva Ciudad Atlántida)

(Castillo Edén)

Mary se encontraba en un balcón, relajándose bajo la brillante luz del sol que caía sobre su cuerpo.

Ya era mediodía, y la joven mujer se sentía de buen humor.

Se acercó un poco más al borde del balcón y miró hacia abajo.

Todo lo que podía ver, de un extremo del horizonte al otro, era un vasto mar verde.

Altos y majestuosos árboles que habían estado allí durante cientos de años y seguirían de pie por cientos más. Intactos y apenas cambiados por el paso del tiempo.

Mary se preguntó distraídamente si Camilla había visto esos árboles cuando eran solo pequeños brotes que salían del suelo.

Aún le costaba entender cuán antigua era realmente su ama. Por supuesto, ayudaba que pareciera una mujer atractiva de poco más de treinta años, pero...

Tenía siglos de edad.

La vida de Mary probablemente solo era un parpadeo en sus ojos, porque ¿cómo podría la vida de una mortal compararse con la vasta extensión de la eternidad?

La joven mujer soltó un ligero suspiro mientras se crujía los nudillos distraídamente, disfrutando de la fresca brisa que acariciaba su rostro.

Había mucho trabajo por hacer.

Necesitaba terminar de limpiar la sala del trono del palacio en preparación para el banquete que se celebraría a fin de mes.

Una persona sensata probablemente estaría aterrada. Iba a ser la única humana en una multitud de vampiros sedientos de sangre.

Y, sin embargo... no sentía miedo.

Quizás tenía que ver con la inexplicable confianza que tenía en Camilla o con el impacto de haber matado a un vampiro por su cuenta.

Era como si algo en su sangre ansiara la oportunidad de matar más criaturas de la noche. Mary siseó de dolor al sentir un calor recorriendo su cuerpo.

Se levantó una de las mangas de su vestido y vio marcas doradas en su piel expuesta. Estas marcas doradas parecían tatuajes.

Este era un secreto que estaba ocultando a Camilla.

Bueno... no planeaba ocultarlo para siempre, pero por ahora... no había dicho nada a su ama vampírica.

Esas marcas doradas...

Cuanto más entrenaba y más sol absorbía... más marcas aparecían en su cuerpo.

Era como si cada centímetro de su piel estuviera siendo lentamente transformado y marcado por algo oculto en lo más profundo de ella.

Mary bajó la manga y luego regresó al interior del castillo.

Al menos las marcas desaparecían cuando caía la noche, pero... podía sentir que estaban acechando justo debajo de la superficie de su piel.

La joven caminó por el castillo hasta que llegó a un gran salón abierto donde un trono dorado se alzaba orgullosamente sobre una plataforma elevada.

En la esquina de la habitación había varios cubos llenos de agua y jabón, así como una gran mopa.

"No hay mejor momento que el presente", murmuró Mary en voz baja para sí misma mientras se acercaba a la mopa y la levantaba.

Las siguientes horas pasaron como un borrón mientras limpiaba lentamente el suelo de un extremo del salón al otro.