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Ser la exnovia de un jugador de futbol le había traído problemas, la exposición pública era total, dado que Nicolás la había engañado con una modelo yankee en su paso por el Inter de Miami.
Las preguntas de los periodistas eran constantes, pero, por suerte, luego de unos meses, fue olvidada por completo. Era la pobre chica, engañada. ¿Y él? Un jugador de fútbol más.
Ahora, cada vez que se lo cruzaba, Sofía buscaba las formas de ahogar sus penas en alcohol y alguna que otra cosa más. Le dolía verlo, saber que ya no la amaba, cuando ella todavía seguía sintiendo cosas por él.
La fiesta estaba en su auge, era la presentación de los nuevos jugadores de Boca Juniors. Sofía, desde un principio, no quería asistir. Sabía que Nicolás había vuelto a Argentina y que jugaría en ese equipo, pero, también, la idea de verlo la entusiasmaba.
Sin embargo, cuando lo vio entrar de la mano con alguien, el mundo se le vino abajo. Era obvio que no podía estar solo, Nicolás no sabía estar sin pareja, sin alguna estúpida que estuviera detrás de él.
Sin pensarlo, agarró a su amigo Pipa de la mano y salió casi que corriendo hasta la barra. Se pidió un trago cargado de vodka con energizante. Si iba a sentirse mal, iba a hacerlo con ganas.
— Si seguís tomando así te voy a tener que sacar desmayada —dijo Pipa, preocupado.
— No digas estupideces, me sé cuidar sola —contestó Sofía, molesta.
— Todo porque lo viste a Nico, ¿podés soltarlo de una vez? —murmuró su amigo, mirando como ella bebía de a tragos largos.
— Estoy bien —mintió Sofía— ¿Vamos a bailar?
Pipa asintió, con una sonrisa, no muy seguro de que su amiga estuviera bien.
En la pista de baile, Sofía se puso a bailar con Pipa y su mujer, al ritmo de la cumbia vieja que sonaba. No era exactamente la música que le gustaba escuchar, pero, con tanto alcohol en sangre, simplemente se dejó llevar.
Iba y venía, dando vueltas en su lugar, sacudiendo las caderas con el vaso en mano, riendo mientras cantaba a los gritos con Pipa.
— Necesito aire —dijo ella, después de un rato— Me voy a la terraza.
