My sweet wife [Nico Di Angelo]

Capítulo 9.

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Jarrón de cenizas.
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Nico di Angelo Pov.

Miro a la niña frente a nosotros, en lugar de darnos esa mirada cautelosa y postura alerta, ella parece relajada, tiene una bonita sonrisa y sus ojos dorados nos miran con calidez.

Debe tener la edad de Hazel.

— Hola. Soy Lazarus Dimitriou—Se presentó amablemente—La Pretora Reyna me ordenó darles un recorrido por el campamento Júpiter. — Juega con sus trenzas de forma distraída y luciendo algo tímida— Creyó que… Nos llevaríamos bien por el origen de nuestros padres— Murmuro la de piel oscura—Es bueno, ver más semidioses del inframundo por aquí.— Admite.

Hazel mira embobada su cabello perfectamente trenzado, lleno de cuentas de diferentes colores. Noto cierta admiración en sus ojos.

— ¿Quién es tu padre divino?— Pregunto Hazel, interesada.

— Letus, dios de la muerte pacífica.— Le responde— Actualmente la única en la duodécima legión.— Exclama.

Hazel la miro con ojitos de cachorro.

— Somos iguales.— Susurro mi nueva hermana, luciendo ilusionada.

— Algo así.—Afirma entre risas —¿Cuáles son sus nombres?

— Nico di Angelo.— Me presentó, y le doy la mano de forma educada. Ella la toma y siento una pequeña descarga eléctrica. Empujó suavemente a Hazel para que haga lo mismo. —Ella es mi hermana Hazel, está un poco aturdida por la perspectiva de vivir aquí.— Le indicó cuando noto como la morena se paraliza y tarda en reaccionar.

— Todos los recién llegados son así.— Nos asegura con solemnidad —Es un gusto conocerlos.— Afirma—Síganme.— Pide para empezar el recorrido.

La niña nos guía por los jardines de Baco, muestra los árboles frutales y las flores más bonitas. Nos lleva a los campos de Marte y vemos a lo lejos al resto de la legión entrenando como si fueran un solo individuo. Como una especie de mente colmena. Abejas.

Estos tipos son abejas.

Hazel choca contra la espalda de lazarus cuando está se detiene de golpe. Tomo los hombros de Hazel para evitar que caiga al suelo y la ayudo a estabilizarse de nuevo.

Pasado el momento de sorpresa, nos fijamos en la razón por la que nuestra guía se detuvo. Lazarus mira a alguien a la distancia con el rostro tenso.

— ¿Quién es?— Pregunto al notar la incomodidad en su postura.

— Es…— Se aclara la garganta — Es alguien que no debería estar aquí.