Capítulo 10.

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MISION ESPÍA.
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(Advertencia ⚠️ Escenas 18+)

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Nico di Angelo Pov.

Abro la puerta de la casa pensando en platicar con Lazarus sobre el idiota al que perseguí por dos calles y taclee en plena avenida. Fue tan chistoso, tengo una bonita selfi con él en la celda de la estación como evidencia para ella.

Soy un poco cruel o eso me han dicho.

Me gusta darles la esperanza de que pueden escapar y luego alcanzarlos con un viaje de sombras. Luego estoy ansioso por llegar a casa y platicarlo con Lazarus para hacerla reír.

Dejo mi maletín en la entrada y me quito el abrigo largo para colgarlo en el perchero. Tomo con el dedo índice el moño de la corbata y lo jaló hacia abajo para aflojar el nudo. Suspiro y estiró mis hombros hacia atrás.

Tengo los hombros tensos.

— ¿Nico? ¿Eres tú o el diablo?— Escucho la voz de lazarus desde la cocina en un tono sarcástico.

— El diablo.— Respondo y la escucho soltar un quejido de miedo, me río y camino por el pasillo hasta llegar a la cocina. Está terminando de envasar esa comida «saludable» para Blair.

Lazarus investigo todo tipo de recetas para que Blair comiera sólidos. En su tiempo libre las cocina y guarda.

Cómo con su leche.

Rodeo la isla de la cocina y me acerco a ella mientras termina de guardar la comida en la nevera. Se ve adorable con su delantal puesto y sus bonitas trenzas llenas de cuentas de colores.

Me mira con sus grandes y expresivos ojos dorados, batiendo sus pestañas.

Se parece un poco a Bambi.

— ¿Cómo estuvo tu día?— Pregunto en un tono juguetón, me acerco un paso y ella retrocede otro.

— Bien, Blair me acompaño a mi clase de pilates con las chicas. — Informa.

— ¿Y como está la señorita?— Le cuestionó, alzando una ceja.

Lazarus frunce los labios y lleva los ojos al techo, batiendo sus pestañas largas de muñeca. Gesto adorable.

— Está durmiendo con el gato del vecino.— Me explica. Avanzo un paso y ella retrocede. Me mira recelosa y señala—¡No vayas a despertarla!

Le doy una media sonrisa. La tomo de la cintura y la jalo hacia mí para besar su mejilla, cuello y frente. Suave.

— ¿Dices que no puedo ver a mi hija? Creí que ya habíamos hablado de eso.— Murmuro contra su piel, ella cierra los ojos y acepta mis dulces besos.

My sweet wife [Nico Di Angelo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora