Capítulo 3.

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Pequeños dientes.
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Lazarus Pov.

Escucho el timbre y automáticamente siento que pierdo toda mi energía.

Ya me había acostumbrado a la idea de ser madre soltera. Estaba bien con eso y sinceramente lo prefería así.

Para ser sincera tenía la esperanza de que incluso si Nico llegaba a enterarse de la existencia de Blair no estaría ni remotamente interesando en ella.

Nunca había escuchado de un hombre que se hiciera responsable sin estar relacionado con la madre del bebé.

Obviamente me equivoqué.

Hoy es fin de semana

Lo que significa que es día de visita. Las últimas dos fines de semana me han llevado al límite, pero estoy muy dispuesta a hacer que esto funcione.

Dejo a Blair en su sillita para comer y camino a la puerta. Al abrirla tengo que alzar la cabeza para ver al hijo de Hades a los ojos. Sus orbes ónix me examinan y juzgan en silencio. Echo la cabeza hacia un lado buscando al Ex-pretor de la duodécima legión, y al no verlo allí, le cierro la puerta en la cara al embajador de Plutón.

Bueno. Al menos eso intenté, pero el pelinegro puso su pie entre la puerta y el marco. Evitando que pudiera cerrar la puerta correctamente. Maldición.

— Las visitas son con Jason Grace presente, si él no está.—Digo entre dientes tratando de empujar su pie fuera de la puerta, pero Nico es muy fuerte.— No hay visita.— Chillo.

— Jason está ocupado — Afirma con voz altanera haciéndome rabiar por su actitud de superioridad.

Dioses, su voz me eriza la piel.

— Eres un mentiroso.— Susurro en voz muy baja. Empujó la puerta con mi hombro, utilizando todo mi peso para cerrarla, pero es imposible.— Seguro le hiciste algo, mañoso.— Le acuso y él solo se ríe entre dientes.

— Me acusas equivocadamente.—Se defiende en voz alta, aunque yo trato de callarlo con un fuerte «Shssss…»—Monopolizar el tiempo con mi hija no es muy agradable de tu parte.— Solo puedo ver uno de sus ojos a través de la puerta entre abierta, pero sé que está disfrutando verme alterada.

— ¡Papá!

CARAJOS… Blair ya lo escucho.

Esa niña tiene un superoído, cada vez que escucha la puerta ella piensa que es hora de la visita y que su padre está allí para verla. Todo el tiempo. Así que cada que alguien toca el timbre, Blair enloquece y se pone extremadamente feliz con la idea de ver a su padre.

My sweet wife [Nico Di Angelo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora