capítulo XII: El Último día de la selección final

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El aire era denso, casi irrespirable. El séptimo día de la Selección Final había llegado, y con él, una sensación de desesperación creciente. Tn se movía entre las sombras del monte, su cuerpo temblando por el cansancio acumulado. Los días anteriores habían sido una prueba constante de vida o muerte, enfrentándose a demonios que no le dejaban tregua. Y ahora, con el amanecer apenas asomando en el horizonte, el cansancio no era su único enemigo.

—Solo un día más...—se dijo a sí misma, intentando calmar el martilleo incesante de su corazón—. Solo un poco más…

A su lado, Kaito se movía con la misma fatiga. Aunque apenas lo había conocido siete días atrás, el vínculo que habían formado en medio del caos y la muerte se sentía más fuerte que el acero de sus espadas. Habían luchado, sangrado y sobrevivido juntos, y ese compañerismo se había transformado en una amistad que ambos apreciaban profundamente, aunque las palabras no lo expresaran con claridad.

—¿Crees que realmente estamos cerca del final? —preguntó Kaito, con una sonrisa cansada en su rostro mientras caminaban por el denso bosque, siempre atentos a cualquier ruido que indicara peligro.

Tn no respondió de inmediato. Apretó los labios, escuchando los latidos en sus oídos y los crujidos del bosque. Sabía que la prueba no terminaría sin un último desafío, algo que pondría a prueba todo lo que habían aprendido.

—No podemos relajarnos ahora —dijo finalmente, con la mirada fija en el camino frente a ellos—. Este es el momento en que los más confiados caen.

Kaito asintió, entendiendo lo que ella intentaba decir. Sin embargo, algo en sus ojos reflejaba una chispa de esperanza. A pesar del cansancio, había algo en su forma de moverse, en su manera de reírse entre jadeos, que lo hacía diferente a los demás aspirantes.

—Sí, pero… si salimos de aquí, quiero que nos prometamos algo, Tn—dijo de repente, su tono más serio—. Si logramos sobrevivir, quiero que ambos nos convirtamos en los mejores cazadores de demonios. No solo por nosotros… sino por los que no lo lograron.

Tn lo miró, sorprendida por la seriedad en sus palabras. Habían visto a otros caer, jóvenes que no habían resistido la brutalidad de los demonios ni la crueldad del monte. Kaito, siempre con una sonrisa, cargaba el peso de esas pérdidas tanto como ella.

—Lo haremos, Kaito —respondió, esbozando una leve sonrisa—. Sobreviviremos. Los dos.

¡CRACK!

El sonido hizo eco entre los árboles, sacándolos de la conversación. Ambos levantaron sus espadas instintivamente, pero lo que apareció ante ellos no era como nada que hubieran visto antes. De entre las sombras surgió un demonio colosal, su piel oscura brillaba con un resplandor maligno bajo la luz del amanecer. Sus ojos rojos ardían con odio, y sus garras, tan largas como espadas, rasgaban el suelo con facilidad.

—Dioses… —murmuró Kaito, retrocediendo un paso.

—¡Cuidado! —gritó Tn, pero era demasiado tarde.

El demonio se abalanzó sobre ellos con una velocidad brutal. Kaito logró esquivar el primer ataque, pero la bestia no había terminado. Con un segundo movimiento, lanzó un golpe mortal en dirección a Tn. Antes de que pudiera reaccionar, Kaito se interpuso en su camino.

¡Clang!

El sonido del metal chocando resonó en el aire. Kaito había bloqueado el ataque, pero el impacto lo lanzó contra un árbol cercano. ¡Thud! El cuerpo de Kaito cayó al suelo, inmóvil por un segundo que pareció eterno.

—¡Kaito!—gritó Tn, sintiendo el pánico que subía por su pecho. Quiso correr hacia él, pero el demonio no le dio tiempo. Se lanzó hacia ella con una velocidad endiablada, obligándola a esquivar por instinto.

Con la adrenalina bombeando en su cuerpo, Tn levantó su katana y bloqueó las garras del demonio, pero la fuerza de la bestia la hizo retroceder. Sentía el cansancio en cada músculo, pero su mente estaba concentrada solo en una cosa: sobrevivir.

—¡No puedo morir aquí!—se dijo, apretando los dientes.

Desde el suelo, Kaito intentaba levantarse, tosiendo y con la sangre manchando su ropa. Su cuerpo temblaba, pero no estaba dispuesto a rendirse.

—¡Tn, corre!—gritó con todas sus fuerzas, levantándose con un esfuerzo sobrehumano.

Tn giró hacia él, viendo el miedo y la determinación en sus ojos. Kaito sabía que no podría vencer a ese demonio, pero estaba dispuesto a darlo todo para que ella tuviera una oportunidad de escapar.

—¡Kaito, no! —gritó, pero él no la escuchó.

Con su espada en mano, Kaito se lanzó hacia el demonio una vez más. El demonio, con una sonrisa macabra, lo esperaba. Kaito logró clavar su espada en el pecho de la bestia, pero la criatura, herida pero furiosa, contraatacó con un golpe mortal.

Las garras del demonio atravesaron el cuerpo de Kaito, desgarrando carne y hueso. ¡Shink!

—¡No!—el grito de Tn resonó en el bosque.

Kaito, con su último aliento, giró hacia ella. Una sonrisa débil y triste cruzó su rostro mientras caía al suelo, su vida escapando con cada segundo que pasaba.

—Tn... sigue... viviendo...—susurró antes de que su cuerpo quedara inmóvil, su espada aún clavada en el demonio.

La sangre de Kaito manchaba el suelo, y el dolor de la pérdida atravesaba el corazón de Tn. El demonio, herido de muerte, se volvió hacia ella, pero esta vez, Tn no sentía miedo. Solo había dolor, rabia, y una determinación feroz.

—No más... —murmuró, sus ojos brillando con furia.

Con un grito que resonó en todo el monte, Tn cargó hacia el demonio, su katana cortando el aire con precisión letal. El metal se hundió en la carne del demonio, y con un último golpe, su cabeza fue separada de su cuerpo.

¡Thud!

El cuerpo de la criatura cayó, pero Tn no sintió alivio. Se dejó caer de rodillas junto al cuerpo de Kaito, las lágrimas rodando por sus mejillas. Su corazón latía con furia, pero dentro de ella, algo se había roto.

—Lo siento… Kaito... —murmuró entre sollozos—. No debiste haberlo hecho… no debiste...

El cielo comenzaba a aclararse, marcando el fin de la Selección Final, pero para Tn, el costo había sido demasiado alto.

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Actualizaré hasta que la inspiración me deje jajaja espero les guste, y no piensen que solo estoy desviviendo a cuanta gente rodee a tn nonono jajaja solo será un poco para formar un carácter más frío y determinado para que se convierta en una verdadera guerrera...

Bye~

𝑳𝒂 𝒉𝒆𝒓𝒆𝒅𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒓𝒆𝒔𝒑𝒊𝒓𝒂𝒄𝒊ó𝒏 𝒔𝒐𝒍𝒂𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora