ʙᴇʜɪɴᴅ ᴛʜᴇ sᴄᴇɴᴇs ➸ [ᴢᴀʏɴ ᴀᴜ] || ᴇsᴘᴀñᴏʟ

[14] Diversión en la playa

Siendo realista, no habrá escape de Zayn durante los siguientes veinte minutos más o menos, ya que su chofer, Connor, está algo lejos. No tengo acceso al control de lujo o lo que sea que Zayn use para abrir el portón, así que estoy obligada a rondar alrededor en su jardín (el que, por cierto, es enorme).

Hay más palmeras aquí que en el resto de la playa, sus hojas están prolijamente recortadas y el pasto es lo más verde que vi en mi vida. No me sorprende.

Mientras camino alrededor, Zayn aparece en mi campo visual e inmediatamente me escabullo detrás de las grandes hojas de una planta.

"Faye." Lo veo aparecer desde otra esquina y me siento como en un laberinto; y es solamente Él quien conoce la salida.

Doy un paso hacia atrás, lista para esconderme de este delirante cabrón, pero entonces, ya no hay más césped y el suelo se convierte en una pequeña pendiente, por lo que caigo hacia un lado. Suspiro pesadamente en frustración cuando cientos de diminutos granos de arena se pegan a mis palmas y probablemente a mi pelo.

Escucho una suave risilla detrás de mí y mis mejillas se encienden por la vergüenza e ira que siento.

"Vete a la mierda." Escupo. No puedo verlo, pero sé que es Zayn. Es la única persona que podría ser.

"¡Uh!" Se agacha a mi lado, "Sólo quería ayudar a levantarte, amor." Su mano toca la mía por un segundo, pero la jalo abruptamente.

"No, me toques."

"No seas terca." Sus manos se apoyan en mi cintura y me tira gentilmente hacia arriba, luego me da vuelta para observarlo.

Mis cejas siguen haciendo una firme línea en mi frente cuando lo miro, pero Él está impasible... Y sigue con el torso descubierto.

¡No mires!

"¿Qué quieres?"

"Rompiste mis plantas." Dice.

Ruedo mis ojos, "Lo siento. Estaba huyendo de un psicópata."

Sonríe, "Eran plantas muy especiales para mí."

"Oh, buah-buah. Rompí las pequeñas plantas de Zayn Malik." Me burlo, lo cual sólo hace que su sonrisa se profundice con diversión; ahora enseña sus perfectos dientes. Cuando doy la vuelta y veo el daño, me doy cuenta de que las plantas son, o eran marihuana.

"¿Ves la importancia ahora?"

"Esto es ilegal." Lo observo.

"Correcto."

Muevo mi cabeza. De pronto sus manos van hacia mis antebrazos y lentamente bajan hasta que tocan las mías. Empújalo, empújalo.

Las gira, de modo que mis palmas están hacia arriba. Usa sus pulgares para quitar, suavemente, el exceso de arena; todo esto lo hace sin perder el contacto visual conmigo.

Por alguna razón me quedo congelada en el lugar, pero al mismo tiempo, siento un cálido abrazo en mi interior. Miro hacia nuestras manos, incapaz de enfrentar esos vibrantes e intimidantes ojos color avellana.

"Vamos a limpiarte. Tienes arena en tu cabello, bebé." Deja ir mi mano izquierda pero sostiene la derecha en la suya mientras empieza a caminar.

"No me digas así."

"¿Qué?" Gira su cabeza y muerde su labio brevemente, "¿Bebé?"

"Sí."

"¿Por qué no?" Sonríe engreídamente.