Camie estaba en el patio de la escuela, rodeada de sus amigas, con las lágrimas corriéndole por las mejillas. Hacía mucho que no lloraba así, pero no podía evitarlo. Tenía la sensación de que todo lo que habia imaginado con Bakugo era un espejismo, algo que solo ella había visto con ilusión, mientras que él... ¿la estaba utilizando? Esa idea la destrozaba.
- No es justo.. - decía entre sollozos. - No sé qué hice mal, pero siento que Bakugo solo me ve como una opción... como si no le importara de verdad.
Sus amigas la rodeaban, ofreciéndole pañuelos, abrazándola y dándole palabras de consuelo. Una de ellas intentó animarla:
- Linda, no es tu culpa. Él siempre ha sido difícil. Es un tipo complicado y no es fácil acercarse a él. Que no te haya vuelto a llamar es una pena. Tú eres increíble, y si él no puede verlo, es su pérdida.
Otra chica añadió:
- Tal vez solo está distraído o pasando por algo. No puedes darte por vencida tan fácilmente. Si realmente te gusta, deberías seguir intentándolo. No sabes lo que está pensando.
Camie, con el rostro lleno de lágrimas, asintió lentamente. Había sido la única en llegar cerca de Bakugo, y aunque todo apuntaba a que él no la veía del mismo modo, ella no podía rendirse tan rápido. Tal vez solo necesitaba un poco más de tiempo para que él lo aceptara.
- Tienes razón - dijo, secándose los ojos- Quiero seguir intentándolo. No puedo rendirme aún.
Las chicas la apoyaron, aunque algunas no estaban tan seguras de que fuera la mejor idea. Bakugo no era el tipo de persona que daba señales confusas a propósito, pero tampoco era fácil entenderlo. Sin embargo, Yoko estaba decidida.
Mientras tanto, El rubio había tomado una decisión diferente. Caminando solo por los pasillos de la escuela, se había dado cuenta de que no podía seguir dejando que la chica pensara que había algo entre ellos. No quería lastimarla más de lo necesario, y no podía engañarla. Sabía que Camie estaba interesada en él, pero él no sentía lo mismo, y el solo hecho de pensar en alguien más que no fuera Izuku lo llenaba de incomodidad.
Al final del día, sin mirar atrás, Bakugo decidió que era mejor cortar todo de raíz. No podía seguir viéndola con esa mirada de esperanza. Por eso, sin más, eliminó su número de su teléfono , decidido a no volver a verla de esa manera. Salió a dar un paseo, cuando las calles ya se oscurecían, mientras caminaba, sus pensamientos se desviaron. Pensó en Deku, en todo lo que había pasado entre ellos, y se preguntó si él habría hecho algo con respecto a Rody.
Pero algo en su interior le decía que no. Desde que lo conoció se percató de ello, Deku siempre había sido así, aguantando más de lo que debía, soportando en silencio, incluso cuando las cosas lo estaban destrozando.
Con una determinación nueva, Bakugo decidió buscar a Deku. Primero fue a su casa, pero no estaba. Después de un rato pensando, su instinto lo llevó al apartamento de Rody. Y cuando estaba en camino por esa dirección , lo vio: Izuku, encogido en el suelo de un parque para niños, llorando, con un cigarrillo en la mano. El dolor en su rostro era inconfundible. Estaba completamente roto.
La rabia que Bakugo sintió por dentro era indescriptible. No solo contra Rody, sino contra todo lo que había llevado a Deku a ese punto. Caminó lentamente hacia él, sus pasos firmes pero cuidadosos, mientras veía cómo Izuku se percataba de su presencia. Bakugo, sin decir una palabra, se detuvo a su lado, el peso de la situación cayendo sobre ambos como una nube negra.
Después de quedarse a su lado en silencio unos segundos, se levantó. Bakugo observaba a Izuku desde arriba, quien seguía en el suelo, destrozado. La rabia que había sentido antes se desvaneció lentamente, dejando lugar a algo más: preocupación, un sentimiento que solo Deku lograba despertar en él. Se inclinó, agarrándo su mano suavemente, sin brusquedad, algo inusual para él.
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𝓢easons ๋࣭ ⭑⚝. (bkdk)
FanfictionEn medio de una vida escolar complicada y solitaria, Katsuki Bakugo conoce a Izuku Midoriya por primera vez. Sin embargo, el destino tiene otros planes. Y a medida que sus sentimientos crecen, también lo hacen las dificultades. El amor y la esperanz...