𝓢easons ๋࣭ ⭑⚝. (bkdk)

ִֶָ𓂃 ࣪˖ 𝟗. ࿐

Aquella noche, cuando Bakugo abrazó a Izuku desde atrás, sosteniéndolo entre sus brazos con una culpa aplastante, nunca imaginó que sería la última vez que lo vería.

El ambiente estaba cargado de silencios, de disculpas no dichas y de lágrimas que nunca debieron haber sido derramadas. Bakugo, perdido en su arrepentimiento, nunca se dio cuenta del abismo que se había abierto en el corazón de Izuku. Y al mismo tiempo, Izuku, sumido en su propia desesperación, tomó una decisión silenciosa pero irrevocable.

Izuku había pasado toda su vida sintiéndose como una sombra, como una maldición que arruinaba todo lo que tocaba. Cada amistad, cada relación, cada persona que se había acercado a él con buenas intenciones parecía terminar quebrada, como si él fuese la raíz de su desgracia. Incluso su propia familia. A lo largo de los años, se había convencido de que era su culpa, de que su presencia en la vida de los demás sólo traía dolor.

Y ahora estaba Katsuki. Katsuki, la única persona que había significado tanto para él, la única constante en su vida, incluso en los peores momentos. El que lo había abrazado esa noche con palabras torpes y manos fuertes, intentando consolarlo, aunque ni siquiera entendía por completo su dolor. Pero esa misma noche, mientras sentía el calor de Katsuki envolviéndolo, Izuku lo supo: No podía arruinarlo como había arruinado a todos los demás.

Katsuki no merecía cargar con él. Con su inseguridad, con sus fracasos, con esa incapacidad para ser feliz o encontrar su lugar. Izuku se sentía como un peso muerto, como si su vida estuviera destinada a ser una cadena que arrastrara a cualquiera que intentara ayudarlo. Y sabía, desde lo más profundo de su ser, que Katsuki no podía salvarlo sin hundirse a si mismo. Nadie podía.

Esa fue la última noche que pasaron juntos. Y la última vez que Bakugo lo vio. Porque al día siguiente, Izuku se había ido. Había dejado una nota simple, sin explicaciones ni despedidas. Solo unas pocas líneas: "Lo siento. Te quiero muchisimo, Katsuki."

Bakugo leyó esa nota mil veces, tratando de entender, tratando de decifrar a dónde había ido o qué había hecho. Pero no había nada. Solo un vacío que lo consumía lentamente. Bakugo se culpaba, se preguntaba si había sido la noche anterior, si había hecho algo que lo empujara a huir. Pero, por más vueltas que le diera, nunca obtuvo respuestas.

Mientras tanto, Izuku, a su manera, también luchaba con su propio dolor.  Pero también sabía que estaba haciendo lo correcto, por más que doliera. En su mente, la distancia era lo único que podía ofrecerle a Katsuki: la oportunidad de ser libre, de no tener que cargar con él, de no tener que preocuparse por un caso perdido como él. Estaba convencido de que, sin su presencia, Katsuki sería más feliz. Que sin él, Katsuki tendría el futuro que siempre había merecido. Pero, aunque sabía que era lo correcto, no podía evitar sentir como si se hubiera arrancado una parte de su alma al alejarse.

Y así, cada uno vivió con su propio dolor, separados por la decisión de Izuku de proteger a Katsuki de lo que él consideraba que era una maldición. Izuku, convencido de que solo traía destrucción a la vida de los demás, había tomado el único camino que creía correcto. Un camino en el que él desaparecía de la vida de la persona que más amaba, con la esperanza de que, al final, Katsuki encontraría la paz y la felicidad que él mismo intentaria alcanzar.

Katsuki se enteró más tarde, por rumores que circulaban entre los antiguos compañeros de clase, de que Izuku había recibido su diploma de bachiller sin asistir a la graduación. El colegio había hecho lo necesario para ayudarlo, creyendo las excusas que Izuku había dado. Algunos decían que había sido por motivos personales, otros que estaba lidiando con problemas familiares. Nadie sospechaba la verdadera razón. Izuku, como siempre, había encontrado una forma de desvanecerse, de salir de escena sin que nadie lo notara demasiado, evitando preguntas incómodas.