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✧𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐀 𝐅𝐋𝐎𝐉𝐀✧ capítulo 8
✧Satoru
El silencio entre nosotros se siente más denso de lo habitual mientras caminamos hacia el coche, buscando algún sitio para que Kairi se cambie y no se me vaya la cabeza en diez minutos. El hotel que está a pie de playa llama mi atención y miro de reojo hacia Kairi, que está demasiado pensativa.
─¿Quieres pasar la noche aquí o prefieres que volvamos a Tokyo? ─pregunto.
Ella me mira, sus ojos brillando bajo la luz suave que ilumina la entrada del hotel.
─Me da igual ─responde con ese tono casual que usa para ocultar lo que realmente quiere.
Sonrío para mis adentros. No le da igual, pero no piensa admitirlo.
Cogemos nuestras mochilas en el coche y entramos en el hotel. El recepcionista nos entrega la llave de la mejor suite sin apenas mirarnos. Subimos a la habitación en silencio, ambos atrapados en nuestros propios pensamientos. Cuando abro la puerta y la luz inunda la habitación, me giro hacia Kairi para decir algo, pero las palabras se me quedan atascadas en la garganta.
─No está mal, ¿eh? ─comento con una sonrisa, mientras dejo caer las llaves sobre la mesa cercana.
Kairi mira alrededor, un poco perdida en sus pensamientos, antes de soltar un suspiro suave.
─Voy a darme una ducha antes de que me congele de verdad ─dice, caminando hacia el baño sin esperar una respuesta.
Me dejo caer en una silla, soltando un suspiro. Mis pensamientos vuelven una y otra vez al instante en el que nuestras narices se rozaron, en el que estuve a punto de besarla, pero elegí no hacerlo. No sé si fue la decisión correcta, pero joder, tampoco sé si habría sido capaz de detenerme una vez que cruzase esa línea. Esto no es un capricho, estamos hablando del amor de mi vida.
Quiero gritar.
Me pongo el pijama rápido y salgo al balcón, buscando despejarme.
El aire es fresco, y el sonido de las olas es lo único que rompe el silencio. Me apoyo en la barandilla, mirando el horizonte. Mi móvil está en el bolsillo, así que lo saco y busco a la persona que siempre tiene una respuesta para todo.
Shoko.
Me llevo el teléfono al oído y espero. No pasa ni un segundo antes de que su voz relajada suene al otro lado.