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La luz del sol me despertó cómo una caricia cálida en el rostro. Abrí los ojos, aún medio dormida y me levanté para correr las cortinas, dejando que la luz del sol inundara la habitación. Agosto estaba terminando y estos eran los últimos rayos de sol antes de que llegara el otoño. 

Me cambié de ropa y bajé directamente a almorzar, ya que hoy había dormido más de la cuenta. 

-Buenos días- dijo Draco pasando por mi lado en las escaleras. 

-Buenos días. 

Cuando terminé de bajar las escaleras el olor de la comida me inundó. Llegué al salón y me acomodé en el que durante estos años ha sido mi sitio. 

-Bueno, parece que el verano se está despidiendo con un último suspiro- dice mi madre, mientras toma un sorbo de su agua con limón- Recuerdo que de niña me encantaba la llegada del otoño: comprar el material escolar, el regreso a las clases... 

-Hablando de material escolar- dijo Narcissa- Deberíais de ir a comprar todo lo necesario para este curso. 

-Podemos ir esta tarde- dije yo. 

-Iréis vosotros solos- dijo Lucius- Nosotros tenemos cosas que hacer y os vendrá bien pasar tiempo juntos. 

Draco bufó pero no le dijo ninguna palabra de desacuerdo, por lo que yo acepté y terminé mi comida en silencio. 

Cuando iba entrando en mi habitación escuché a Draco hablar. 

-A las cinco tienes que estar lista. 

-Vale- le dije y me encerré en mi habitación hasta que llegó la hora. 

A las cinco en punto Draco ya estaba tocando mi puerta, salí y nos dirigimos hasta el Callejón Diagón. Ninguno habló durante todo el camino. 

- Me encanta este sitio- dije una vez llegamos. 

-No me sorprende para nada... 

El Callejón Diagón cuenta con todos los suministros mágicos que cualquier mago pueda necesitar, desde túnicas, hasta varitas o lechuzas. Está repleto de objetos fascinantes y tiene un aroma especial, una mezcla de pergamino antiguo y caramelo salado.

- No seas aburrido, este sitio es increíble, cada tienda tiene una historia única. 

-¿Ahora eres guía turística?- dijo él de mala gana- Compremos las cosas para así irnos cuanto antes. 

Entramos en varias tiendas para comprar todo lo que necesitábamos y así poder tacharlo de la lista. Cuando estábamos a punto de irnos pasamos por una librería. 

-¿Podemos entrar?- le dije a Draco como si necesitara su permiso para hacerlo. 

-Ya que estamos aquí...-dijo él de mala gana. 

La librería era enorme, después de cuatro años viniendo no sé como nunca lo había visto. 

Miré por las enormes estanterías a ver si algún libro llamaba mi atención. 

-Al final del amor- leí en voz baja.

-¿Te gusta ese?- dijo Draco detrás de mí. 

-Sí, pero no voy a comprarlo, aún tengo muchos libros sin leer- dije dejando el libro en su sitio. 

Ambos salimos de la librería y caminos directos a la salida. 

-Espera- dijo Draco- Me he olvidado de una cosa. 

-¿Qué se te ha...?-no pude ni terminar la frase cuando él ya se había ido.       

Me senté en un escalón y esperé echándole una última ojeada a la lista de los materiales. 

Por culpa del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora