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-Ginevra, despierta- sentí como me sacudían de manera insistente de un lado a otro- ¡Vamos a llegar tarde!- gritó Daphne haciéndome saltar de la cama. 

Me levante de la cama y nos preparamos todo lo rápido que pudimos. Salimos de las mazmorras corriendo en dirección a la clase de Snape. 

-Entra tú- dije yo.

-No, entra tú- dijo Daphne. 

Empezamos a discutir a ver quien entraba antes. De repente la puerta se abrió y Snape apareció con cara de pocos amigos. 

-¿Sois de primer curso o de quinto?- preguntó él. 

-De quinto- dijo Daphne en un susurro. 

-Pues no lo parece- contestó él- 20 puntos menos para Slytherin- dijo y dentro de la clase se escucharon quejidos y risas. 

Entramos en la clase y nos sentamos con Draco, Theo y Blaise. 

Snape solía ser bastante bueno cuando se trataba de Slytherin, pero siempre restaba puntos cuando alguien llegaba tarde a su clases y esto no lo podía dejar pasar. 

-Como iba diciendo antes de que me interrumpieran... Hoy vamos a trabajar en la Poción de Magnatus- dijo Snape- Una poción que permite que la persona que la tome obtenga una fuerza sobrenatural. Como siempre os digo es crucial que sigáis las instrucciones al pie de la letra para evitar errores peligrosos.

Me levanté de la mesa junto a Blaise para buscar los ingredientes necesarios y así seguir las instrucciones de Snape. 

-Primero, debemos calentar el caldero a fuego medio- indica el profesor- Si el caldero se calienta demasiado rápido o no llega a hacerlo a tiempo, la poción pierde sus propiedades- dijo viendo como algunos ponían el fuego al máximo-No olviden agitar la mezcla en el sentido contrario de las agujas del reloj - recuerda el profesor, mientras pasa por nuestro lado mirándonos con desprecio por haber hecho que nos quite puntos. 

Seguimos todas las indicaciones al pie de la letra, echando en el caldero todo lo necesario. Después de unos minutos la poción empezó a chisporrotear.

-Excelente trabajo- dijo el profesor- 10 puntos para Slytherin. 

Yo suspiré, así por lo menos hemos conseguido 10 de los 20 puntos que nos ha quitado.

Cuando acabó pociones fuimos hasta la clase de historia de la magia, una hora y media donde podíamos aprovechar para hacer cualquier otra cosa. 

Ya habían pasado unas semanas desde el beso de Cedric y sólo habíamos estado solos un par de veces para acabar el proyecto, pero ninguno de los dos sacó el tema. 

Antes de que Blaise pudiera sentarse a mi lado Draco le agarró del brazo y le quitó el sitio

 -¿Qué haces?- dije yo. 

-¿En qué estas pensando llegando tarde a pociones? ¿Para ti no significa nada ser prefecta?- dijo él muy enfadado.

-Draco solo me he quedado dormida, le puede pasar a cualquiera. 

-No, a mí no- dijo él. 

-Tu eres muy prepotente- le contesté.

-Yo sí me tomo enserio mi trabajo, tú sin embargo me has dejado en vergüenza delante de Snape. 

-Oh Draco, no me atribuyas esa mérito, yo no te hago falta, tu eres capaz de dejarte en vergüenza solito- le dije burlándome- Igual que estas haciendo ahora. 

-No juegues conmigo Ginevra- dijo él entre dientes. 

-Vosotros dos- dijo el profesor Binns- Avery y Malfoy, fuera, los dos. No puedo leer mi libro si no paráis de hablar. 

Por culpa del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora