Carta 97

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Querido extraño:

Era, fue y pasó. Fin. Así es como se resume nuestra historia. Una historia que en su momento parecía interminable, llena de promesas y sueños que nunca llegaron a cumplirse. Ahora, al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que todo tiene su ciclo, incluso lo que creímos eterno.

Al principio, lo nuestro era todo lo que necesitaba. Eras mi refugio, mi alegría, la razón de tantas sonrisas. Pero, como muchas cosas en la vida, con el tiempo se fue desvaneciendo. No fue de un día para otro, sino poco a poco, como cuando una vela se apaga lentamente. Algo dentro de nosotros cambió, y aunque tratamos de mantenernos juntos, no pudimos luchar contra lo inevitable.

Sé que a veces nos aferramos a la idea de lo que pudo ser, pero la verdad es que lo que éramos ya no podía sostenerse. Fuimos felices, sí, y en su momento, todo parecía encajar. Pero el tiempo tiene una manera cruel de mostrarnos que no todo está destinado a durar. Lo que era, fue y pasó. Y eso está bien.

No podemos forzar lo que ya no existe, ni intentar revivir algo que ya terminó. Hay una especie de paz en aceptar que algunas cosas simplemente llegan a su fin, por mucho que duela. Lo que vivimos fue real, fue hermoso en su momento, pero llegó a su final. Un final que, aunque duele, era necesario.

Hoy solo me queda decir adiós, no con resentimiento, sino con la aceptación de que lo nuestro tuvo su tiempo y lugar, y ahora es parte de la historia. Era, fue y pasó. Y aunque no habrá más capítulos en esta historia, siempre quedarán los recuerdos, por mucho que intentemos dejarlos atrás.

S. A

Las cartas que nunca vas a leerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora