Carta 84

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Querido chico:

Los recuerdos son de agua, ¿sabes? Se deslizan por la mente como un río silencioso, fluyen sin pedir permiso. A veces, parecen inofensivos, solo una brisa leve de lo que alguna vez vivimos juntos. Pero otras veces, esos recuerdos se convierten en olas inmensas, que arrasan con todo, inundando mis pensamientos y, sin querer, me ahogan en la nostalgia.

Y entonces, salen por mis ojos. No puedo detenerlos, no puedo controlarlos. Es como si todo lo que vivimos, todo lo que fuiste en mi vida, no pudiera quedarse solo en mi memoria. Necesita salir, necesita manifestarse de alguna manera, como lágrimas que cuentan las historias que mi corazón todavía guarda.

Es en esos momentos que me doy cuenta de lo mucho que me duele tu ausencia. Porque los recuerdos no solo son suaves ecos de lo que fue; a veces son puñales, recordatorios de lo que ya no es. Cada risa, cada mirada, cada instante compartido entre nosotros se ha convertido en agua, en algo que no puedo retener, en algo que solo puedo llorar.

S. A

Las cartas que nunca vas a leerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora