Spin-off A

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"¡Jodido marica, mátate!", grita la bola de personas mientras me patean en el suelo. Me cubro la cara con los brazos, intentando protegerme de los golpes. Siempre es lo mismo. Me atacan porque no soy como ellos. Me gustan los colores claros, la ropa que consideran femenina. No encajo. Mis rasgos andróginos siempre han hecho que me digan que parezco una chica, y eso es suficiente para que me llamen gay, marica. La verdad es que ni siquiera sé si lo soy. Solo sé que al menos no soy como ellos.

"¡Déjenlo en paz! ¡Solo entre muchos pueden, los maricas son ustedes!", una voz conocida resuena sobre el ruido. Es Olly, y está empujando al grupo para abrirse paso. Llega hasta mí, y extiende su mano. "Vamos, Leo, levántate y no llores. No les des el gusto de verte mal", dice mientras me ayuda a ponerme de pie. Tiene un par de golpes en la cara, pero no parece darle importancia.

Olly siempre está ahí, cuando me atacan. Es raro, no sé si me sigue o si simplemente aparece en el momento justo. A él no lo molestan como a mí, aunque también lo consideran raro. Siempre está solo, dibujando en su cuaderno esas formas abstractas que nadie entiende, pero al menos lo dejan en paz. No somos amigos, o al menos no sé si él me ve como tal, pero cada vez que necesito ayuda, siempre aparece, es mi héroe.

Me aleja del grupo mientras él mismo se limpia un poco de sangre que le gotea por la nariz. "Nunca te van a dejar en paz, ¿acaso?", pregunta frustrado. "Tienes que ser más fuerte, Leo, así te van a dejar de molestar. No cambies solo porque a ellos no les gusta quién eres", añade mientras me seca las lágrimas con un dedo. Los golpes empiezan a doler de verdad ahora que la adrenalina se ha disipado, y me siento derrotado.

Lo veo alejarse mientras me voy también. Las clases ya terminaron por hoy, y sé que mañana será más de lo mismo.

En mi casa puedo ser libre, sin que nadie me moleste, uso la ropa que quiero y nadie me juzga, mis padres me entienden y me dejan ser, es como elevarme, pero mañana en la escuela caeré de nuevo.

Estudio el primer año de preparatoria, el ultimo año ha sido de la misma manera, pero al menos ahora tengo a Olly y la vida no parece tan mala.

Hago mis deberes, pero el cansancio eventualmente me vence, aunque trato de no dormir por temor a despertar en un infierno. Justo antes de quedarme completamente dormido, alcanzo a escuchar a lo lejos el noticiero que escuchan mis padres: "...El Espejo se esparce cada vez más rápido y afecta a personas de todas las edades...". La voz del locutor se siente lejana, y me dejo llevar por el sueño.

Al despertar, un malestar insoportable me invade. Me siento ardiendo en fiebre. Alcanzo a lanzar un grito ahogado pidiendo ayuda, y veo a mi madre entrando, preocupada. Esto es lo último que percibo antes de desmayarme.

Cuando vuelvo en mí, escucho a alguien hablar cerca de mi cama: "Parece que se contagió de Espejo, y los cambios han sido rápidos. Por lo que me cuentan, su hijo siempre ha tenido una personalidad algo femenina, así que tiene sentido que esto haya ocurrido tan rápido". Abro los ojos con esfuerzo y llamo débilmente: "¿Mamá?". Ella se lanza a abrazarme y, al hacerlo, siento una incomodidad extraña en el pecho, un dolor suave pero notorio. "Leo, qué bueno que estás bien", dice mientras me suelta.

El doctor toma la palabra y me explica, en términos sencillos, lo que es el mirror complex, una condición que aparentemente ha acelerado ciertos cambios en mi cuerpo debido a mi personalidad. Salen de la habitación, pero antes de irse, mi madre deja una bolsa con ropa. "Usa esto. Si no te queda bien, iremos más tarde a comprar otra cosa", me dice antes de dejarme solo.

Saco el contenido de la bolsa: una de mis playeras favoritas, de color morado claro, y unos jeans. Pero también hay un paquete extraño. Lo desenvuelvo y me encuentro con un corpiño y un par de bragas femeninas. Trato de ignorar el corpiño por el momento y me pongo las bragas sin pensar demasiado en ello, seguido de los jeans. Al ponerme la playera, noto un roce inusual en mi pecho, una sensación de cosquilleo que nunca había sentido antes. Automáticamente, llevo la mano a mi pecho para intentar comprender lo que ocurre, y me topo con una sensación extraña: mis pectorales se sienten más abultados.

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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