Desde muy pequeño su madre tenía planes para Namjoon, casarse con el hijo del sucesor del consejo, así podía llevar un vida plena.
Aún sin presentarse Namjoon participa en la carrera de apareamiento, sin imaginar que el alfa líder lo tomaría, un alf...
Todos los omegas estaban en una línea horizontal dispuestos a correr, escucho el sonido de la campana solo una vez más y era hora de correr. Namjoon quisiera poder correr muy lejos de ahí, alejarse de todo ser libre, no quería estar casado con un alfa, no quería estar atendiendo a una familia, no quería quedar embarazado, el no quería nada de eso.
Respiro era mejor resignarse, abrió los ojos y pudo ver cómo las Omegas corrían dejándolo atrás, rápidamente corrió, gracias a sus virtudes, sus grandes piernas estilizadas lo ayudaron superando a las omegas, lamentaba no poder usar sus calzados, las pequeñas piedras lastimaban sus pies. Observó como omegas se quedaban muy cerca del punto de salida, tal vez pensaron que así podían llamar la atención de los alfas. Namjoon mentía si decía que el quería quedarse ahí con ellas, el no quería un alfa, siguió corriendo muy lejos alejándose por completo de todas las omegas, no vio a ningún otro omega varón, el era el único.
Se encontró con el límite de la aldea, la cubría un montón de árboles, como no sonó la campana de los alfas pudo investigar más, se acercó un poco sin alejarse mucho, los ojos se abrieron al ver qué debajo de el había un gran río no era como el riachuelo de su aldea ese era grande. Solo los separaba un gran precipício, Namjoon cuestionó que caer no será tan doloroso como tener que estar con un alfa. Se preguntó que habrá al cruzar el rio, Miró más y vio que por ese lugar descendia el sol, era magnífico.
Disfrutaba de esa brisa suave, abrigada su rostro, sus pestañas brillaban por los rayos de sol, su cabello se volvía uno mismo con la esfera de calor. Ding, Dong, escucho la campana de los alfas, si tan solo el tiempo se detuviera justo en ese momento, en el gran bosque lleno de paz.
Debía regresar, si Seokjin no lo veía se volvería loco, camino sigilosamente sin hacer mucho ruido, escondió el lugar donde podía ver el gran río, no quería causar problemas, puso algunas hojas secas y ramas verdes para evitar la entrada de tan magnífico lugar.
Siguió observando todo alrededor, si, el pudiera viviría ahí, feliz sin preocupaciones, pondría un huerto de plantas para comer y cuidaría varios animales para hacerle compañía, tendría una casa pequeña pero acogedora.
El crujido de las hojas secas lo alertó, los alfas eran rápidos, ya debían estar entre ellos. A la izquierda pudo escuchar como un Omega aceptaba gustosa la marca del alfa, le sonrió antes de desmayarse, el alfa se la llevó fuera, debía cuidar la herida y organizar una boda. Dentro de poco la aldea estará llena de fiestas.
Cómo la primera omega cayeron más, Namjoon caminaba detrás de los árboles para evitar ver a los alfas, estos eran muy territoriales en cuanto a su omega, siguió buscando a Seokjin, el ya debía estar con el, debió pensar y quedar en un lugar para poder tener su marca.
Al avanzar unos pasos alguien lo jalo de brazo, pensó que era Seokjin pero el alfa no solía ser tan brusco con el, al menos hasta ahora. Cuando volteó vio a una alfa, con el cabello recogido en un moño trasero. Debía alejarse ella no era su alfa, y si la mujer lo marcaba el estaría en problemas, intento separarse pero el agarré era duro incluso lo lastimaba.
—Dejame por favor ya tengo alfa.
—Tesoro puedo marcar a cualquiera de este lugar y si quiero hacerlo contigo, lo haré.
Namjoon temió, no quería ver a su madre molesta con el por ser un fácil que seducía a cualquiera. No quería recibir más golpes. Reunió toda la fuerza que tuvo para separarse de la alfa, corrió sin voltear atrás, no quería estar con ella.
Un poco lejos intento regular su respiración, no veía a Seokjin por ningún lado, el alfa debía estar buscándolo y casi se deja marcar por cualquier alfa. "Eres un mal Omega Namjoon" se repitió miles de veces, quiso llorar pero Seokjin no podía verlo así.
Ya casi no había alfas, la mayoría de ellos ya estafan fuera con sus omegas, el bosque no era grande pero si contaba con muchos árboles, tenía miedo ¿Y si Seokjin ya marcó a otro Omega? ¿Qué pasaría con el? Se quedaría solo el resto de la vida, su madre estaría tan avergonzada, sería capas de mandarlo directo a la boca del lobo. Si no tenía un alfa su mundo, -el de su madre- se acabaría, corrió un poco, debía encontrar a Seokjin.
El dolor causado por las ramas golpeando su piel no le importaba, en la mente de Namjoon recogía miles de escenario donde el alfa estaba con una omega femenina, veía la cara de desilusión de su madre, lo doloroso que sería sentir la fusta bañaba de aquella planta venenosa en su piel, su espalda tembló por recordar aquel castigo que usaba su madre.
Giro sobre si, no veía a nadie, estaba solo. Al ver cómo el sol descendía supo que se acabó, todos los alfas ya debían tener una omega, el sería el único sin pareja. Namjoon cayó de rodillas al pensar que perdió la oportunidad de tener a alguien consigo. No aguanto más y lloró, sus lágrimas salían como aquel río que le encantó, las hojas tiradas veían como en los ojos azules caían miles de gotas de agua.
Namjoon no quería salir de ahí, su cerebro lo llevaba al río, podía saltar y morir, tal vez ese era su destino. Corrió tan fuerte que sus piernas sangraban por el suelo lleno de piedras punzantes. Llegó ahí, al límite de la aldea, el gran abismo lo llamaba, el agua cristalina de ahí lo llevaría con mamá. Era hora de ser realmente feliz, sin alfas que lentamente lo mataban, sin presión por ser siempre perfecto, sin una estúpida marca, sin nada que lo até a nadie, solo el.
Namjoon miro el abismo, estaba un poco alto pero ya no importa, se alejó un poco para tomar impulso —Adiós madre— volvío a retomar el camino, dispuesto a saltar. Corrió hasta el abismo, dio un salto para llegar lejos y cerca del río. No quería ver cómo su vida llegaba a su fin, cerro y los ojos e imagino a su mamá con los brazos abiertos.
Cuando creyó que ya estaba en el río o en el cielo, abrió sus ojos pero lo que vio no le gusto, estaba pegado al pecho de un alfa, lo supo por su olor, los brazos del alfa lo sujetaban con fuerza, su rostro empapado de lágrimas volvían transparente el camisón del alfa. No estaba seguro si era Seokjin, no podía ver el rostro del alfa. La fuerza que ejercía lo empezaba a lastimar, quería separase de el, quería golpearlo por dañar sus planes, ¿Qué pretendía el alfa? El ya no quiere seguir ahí.
—Te ayudaré.
Tras decir aquello sintió el rostro del alfa en su cuello, el aliento caliente recorriendo su glándula de olor, Namjoon no entendía porque aquel alfa se acercaba a esa zona, aquel lugar solo pertenecía al alfa que lo marcaría. La marca, recordó, sus ojos se abrieron al unir lo hilos, las palabras del alfa, era eso. Intento separarse pero no funcionó. Namjoon sintió el dolor más fuerte de su vida, su cuerpo se sentía diferente, empezaba a sentir calor, su vientre dolía, su entrada empezaba a chorrear. No podía ser, el alfa lo había mordido y ahora se estaba presentando.