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Ya era tarde cuando los aspirantes restantes fueron reunidos en el centro de la arena. Los diez que habían superado las pruebas estaban de pie, en silencio, con la tensión palpable en el aire. Cada uno de ellos aguardaba los resultados con una mezcla de nerviosismo y expectación. Fénix, aún con el cuerpo adolorido por el combate, intentaba mantener la calma mientras observaba a los oficiales del Gremio Sangre de Acero organizarse.

Ya no había necesidad de ocultar su cabello, así que se quitó la capucha y la guardó en el bolsito de su cinturón. Su largo pelo anaranjado caía suavemente hasta sus caderas. Libre, como siempre debería estar a partir de ahora.

En el centro de la arena, el  ashkab que Fénix reconoció de la plaza tomó la palabra.

—Buenas tardes, reclutas, me presento. Mi nombre es Pitrov Tobai y pertenezco a la guardia del Emperador Zhiikrehaav. Los diez que permanecen aquí han demostrado tener la capacidad, el coraje y la resistencia necesarias para convertirse en parte del Gremio Sangre de Acero —comenzó con voz firme, su mirada recorriendo a cada uno de los aspirantes—. Pero solo aquellos que estén dispuestos a darlo todo, a poner sus vidas al servicio del gremio y de la justicia, podrán continuar este camino.

El público se había ido dispersando, pero algunos curiosos aún permanecían, observando desde las gradas mientras Pitrov repasaba el pergamino en sus manos. Uno a uno, comenzaron a leer los nombres de los aspirantes que serían aceptados en la primera ronda de reclutamiento.

Fénix mantuvo su mirada al frente, intentando controlar su respiración. Los nombres resonaban en sus oídos, pero el tiempo parecía moverse con lentitud. Sus pensamientos volvieron al combate, al emperador y al hechicero que la había salvado de desatar su verdadero poder. ¿Había sido eso suficiente para que el gremio la aceptara? ¿O sería vista como una amenaza?

Finalmente, luego de haber nombrado a cinco nuevos reclutas, el oficial se detuvo frente a ella, desenrollando el pergamino.

—Fénix —dijo con seriedad, alzando la vista para mirarla directamente—. Has mostrado una habilidad y una voluntad excepcionales. Bienvenida al Gremio Sangre de Acero.

El alivio la golpeó como una ola. Fénix inclinó la cabeza en señal de respeto, su corazón aún latiendo con fuerza. Había pasado el reclutamiento.

Mientras los demás candidatos expresaban su alivio y alegría, Fénix se apartó un poco, buscando un rincón tranquilo para procesar todo lo que había sucedido. La tarde se había tornado en un momento crucial en su vida, y aunque había logrado superar esta etapa, sabía que la verdadera prueba apenas comenzaba.

Pitrov, que había anunciado los resultados, se acercó a ella después de que la multitud se dispersara.

—Fénix —dijo, su tono más suave ahora—. Ahora que has sido aceptada, te informaremos sobre los próximos pasos. El entrenamiento comienza en dos días y se llevará a cabo en la sede principal del Gremio, en los jardines del palacio. Mientras tanto, te sugiero que te tomes el tiempo para prepararte y adaptarte a tu nuevo entorno.

—Gracias —respondió Fénix con una sonrisa tenue, aún procesando la magnitud de lo que acababa de ocurrir.

Al girarse para irse, notó a Ast observándola desde un lado, su expresión era una mezcla de desafío y curiosidad.

—No creas que esto se ha acabado —dijo Ast con una sonrisa enigmática—. Ahora empieza la verdadera prueba. Estaré pendiente de ti.

Fénix asintió, sintiendo que había algo más bajo la superficie de las palabras de Ast, pero decidió no profundizar en ello por ahora. Se dirigió hacia la salida de la arena, donde Robin y los otros miembros del Gremio la esperaban.

Navegando Entre Llamas y LeyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora