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Al amanecer del día siguiente, Fénix despertó temprano en la taberna, lista para enfrentar el día del reclutamiento. La noche había sido tranquila, y aunque aún sentía el peso de las revelaciones recientes, estaba decidida a demostrar su valía.

Se vistió rápidamente y salió de la taberna, dirigiéndose hacia la arena de combate en el extremo de la ciudad. El sol estaba apenas comenzando a iluminar la ciudad, y ya podía notar el bullicio creciente alrededor de la arena. La noticia del reclutamiento había atraído a una multitud significativa de ciudadanos y aspirantes.

A medida que se acercaba a la arena, Fénix vio que el lugar estaba rodeado por una gran multitud de espectadores. La arena, en sí, era un amplio espacio abierto con arena fina en el suelo, y se habían erigido gradas para que los espectadores pudieran observar el evento. En el centro, había varios equipos de entrenamiento y pruebas preparadas para evaluar a los reclutas.

Las primeras luces del día revelaron a varios candidatos ya reunidos, preparándose para las pruebas. Algunos parecían nerviosos, otros confiados, pero todos compartían la misma anticipación.

Fénix se acercó a un grupo de personas que estaban esperando y se unió a ellos. De repente, vio a Robin y a Ast, quienes estaban de pie cerca de la entrada principal de la arena.

Robin, con su actitud habitual de calma, se acercó a Fénix.

—Buenos días, Fénix —dijo con una sonrisa—. ¿Listos para el reclutamiento?

Fénix asintió, intentando ocultar su nerviosismo.

—Sí, estoy lista. ¿Qué debo hacer ahora?

Robin le explicó que todos los candidatos debían registrarse antes de comenzar las pruebas. Después de registrarse, recibirían instrucciones sobre las pruebas que tendrían que superar.

—Sigue a esos oficiales —dijo Robin, señalando hacia un grupo de personas con uniformes distintivos que estaban organizando a los aspirantes—. Ellos te guiarán a través del proceso.

Fénix agradeció a Robin y se dirigió hacia los oficiales de registro. Mientras se acercaba, notó que el ambiente en la arena estaba cargado de expectación. La gente estaba ansiosa por ver cómo se desarrollarían las pruebas, y Fénix no podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción.

La jornada prometía ser desafiante, pero estaba determinada a demostrar que tenía lo necesario para unirse al Gremio Sangre de Acero.

Los oficiales comenzaron a organizar a los postulantes en tres filas, cada una formada por diez personas. Fénix se encontraba en una de las filas del centro, entre una mezcla de candidatos con diferentes edades y apariencias. La arena estaba llena de murmullos y expectativa mientras los aspirantes esperaban las instrucciones.

Fénix se presentó en el día del reclutamiento con una vestimenta que, aunque sencilla, estaba cuidadosamente elegida para enfrentar las pruebas. Llevaba una túnica de viaje de tono oscuro que se ajustaba a su figura, permitiéndole moverse con agilidad y comodidad. La túnica estaba ceñida en la cintura con un cinturón de cuero, en el cual colgaba una pequeña bolsa de provisiones.

Sobre su cuello, Fénix llevaba el amuleto de piedra rosada que colgaba de la cadena de plata que le había dado su madre. Este amuleto descansaba en su pecho, brillando suavemente bajo la luz del sol. El anillo en su mano derecha, en forma de dragón, también era visible cada vez que movía los dedos, su diseño detallado reflejando la luz y recordándole su herencia.

Para ocultar su inusual cabello anaranjado y protegerse del sol y del viento, Fénix llevaba una capucha ajustada que cubría gran parte de su rostro. La capucha estaba hecha de un material resistente y flexible, en un tono más oscuro que su túnica, lo que ayudaba a mantener un perfil bajo mientras se mezclaba con la multitud. El borde de la capucha estaba ligeramente desgastado, un testimonio de sus viajes recientes.

Navegando Entre Llamas y LeyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora