Capítulo 5: En la Oscuridad

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La noche cayó lenta y pesada, envolviendo el apartamento en un silencio incómodo. El ambiente se sentía cargado de todo lo no dicho, como si las paredes mismas supieran el tipo de relación que existía entre ellos. Las luces tenues apenas iluminaban el lugar, creando sombras que bailaban sobre los cuerpos de Taehyung y Jimin mientras ambos intentaban mantener la distancia, física y emocional, que sabían que no durarían mucho.

 Las luces tenues apenas iluminaban el lugar, creando sombras que bailaban sobre los cuerpos de Taehyung y Jimin mientras ambos intentaban mantener la distancia, física y emocional, que sabían que no durarían mucho

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Estaban sentados en extremos opuestos del sofá, como si el espacio entre ellos pudiera evitar el inevitable colapso que siempre ocurría. Taehyung mantenía la mirada fija en el televisor apagado, mientras Jimin observaba las marcas en su propia piel, rastros de las noches anteriores. Los dedos le picaban por tocarse, por sentir el cuerpo del otro, pero ninguno se movía.

—Esto es agotador —murmuró Jimin, rompiendo finalmente el silencio. Su voz sonaba quebrada, como si las palabras estuvieran cargadas de un cansancio profundo que venía acumulando desde hace mucho tiempo.

Taehyung no respondió de inmediato. Simplemente se quedó quieto, su mandíbula apretada, mientras luchaba por encontrar algo que decir. Sabía que Jimin tenía razón. Lo que estaban haciendo era agotador. Pero más que físico, era un agotamiento emocional, una herida abierta que nunca terminaba de sanar porque ambos seguían hurgando en ella.

—Lo sé —dijo finalmente, su voz baja y áspera—. Pero tampoco sé cómo parar.

Jimin rió, pero era una risa amarga, desprovista de cualquier verdadero humor. Se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en sus rodillas mientras enterraba su rostro en sus manos. Era la misma conversación, el mismo ciclo, las mismas respuestas. No había una salida fácil, y eso era lo que más dolía.

—Siempre decimos lo mismo —dijo Jimin, alzando la vista hacia Taehyung. Sus ojos se encontraron, y en esa mirada compartida había todo el peso de lo que estaban evitando—. Que no sabemos cómo detenernos, pero tampoco hacemos nada para cambiarlo.

 Que no sabemos cómo detenernos, pero tampoco hacemos nada para cambiarlo

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Taehyung dejó escapar un suspiro y se levantó del sofá. Caminó hacia la ventana, mirando las luces de la ciudad, buscando una distracción, algo que le ayudara a ordenar sus pensamientos. Pero nada parecía aliviar el nudo en su pecho. Era como si la mera presencia de Jimin lo atrapara, lo mantuviera en ese estado de constante tensión entre lo que quería y lo que sabía que debía hacer.

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