II

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10 de marzo de 2033

Isaac

Oh por Dios, era él, no había cambiado nada, su atractivo... seguía ahí.

No pude evitar morderme el labio inferior al mirarlo, Lucía se dio cuenta y me dio un codazo para que disimule.

- Y bien, ¿como han estado? - ¿por qué sonríes? Agh -. ¿Cómo así andan por acá?

- Estamos de paseo, unas pequeñas vacaciones antes que Isaac empiece a trabajar.

- Qué bien, ¿en que trabajas? - sus ojos se centran en mi.

- Acabo de terminar mi residencia de médico cirujano, y pues la clínica donde la hacía me contrató.

- Wow, que bien - esa sonrisa, por Dios.

Virgen santa, han pasado 8 años desde que nos graduamos, y este hombre todavía me pone eufórico, parezco adolescente.
Lucía se dio cuenta de mis nervios, y en vez de ayudarme se puso en mi contra, desgraciada.

- ¿Por qué no salimos en la noche? - preguntó a Caleb con una sonrisa.

- Me parece una buena idea - sacó su celular - denme sus números para ponernos de acuerdo.

Intercambie número con Caleb, y Lucía también, se despidió y lo vimos marcharse entre la multitud.

- ¿Qué te pasa perra? - la miré fulminante - ¿Andas arrecha?

- Ay amigo, pero mira ya tenemos casi 30 años, no te pongas así, recuerda que en la preparatoria nunca pudimos salir con él porque eras menor de edad.

- Bueno, es cierto, sabes al principio me alteró con tus ideas, pero ya luego las amo.

Me abrace a ella con euforia y ella se reía correspondiendo.
Seguimos conociendo el centro y algunas tiendas más, vimos la hora y nos fuimos al departamento porque teníamos que descansar un rato y arreglarnos para la noche.

Cuando llegamos me acosté en mi cama, y revisé mi celu, Caleb había aceptado mi solicitud y me envió otra de regreso, la acepte y deje el celular aún lado, me quedé dormido luego de eso y Lucía también.
Luego de una hora, despertamos, cada uno se fue a bañar, para después arreglarnos, como estaba nervioso, mi mejor amiga me eligió la ropa para no vestirme mal.
Podré tener 26 años, pero aveces me siento como cuando tenía 17.
Agarramos un uber con la dirección que nos pasó Caleb, era una discoteca muy grande, y se veían muchas personas entrando.

- Holaa - vi como se acercaba a saludarnos -. Me alegra que estén aquí.

- Holis, ¿llevas mucho tiempo  esperando? - pregunté preocupado de no ser impuntuales.

- No, acabamos de llegar también jaja - no me había percatado de la chica a su lado.

- Les presento a Clarissa, mi novia - mi sonrisa se borró -. Amor ellos son Isaac y Lucía, amigos de la secundaria.

- Es un placer conocerlos - a decir verdad, si era muy bonita.

- Igualmente Clarissa, yo soy Lucía y él, mi mejor amigo Isaac - Lucía le dio la mano.

- Hacen una bonita pareja - fingí una sonrisa, no quería verme descortés -. ¿Por qué no entramos? Hay que divertirnos, que fue a lo que vinimos.

Caleb y su novia iban a adelante y yo iba con Lucía del brazo.

- No sabía que tenía novia - ella me habló susurrando.

- ¡Ni yo! Cuando iba a ver su perfil, me quede dormido - vimos que Clarissa volteo a vernos y dejamos de cuchichear.

El lugar era muy bonito, la música era buena y variada, y se dividía en varias secciones, la barra, la pista, el VIP, etc.
Nos fuimos a la barra y pedimos unos tragos, mi amiga pidió un ron, Caleb un vodka y yo un Martini, Clarissa también pidió un Martini.

Nos sentamos en una mesa a tomarnos el trago, mientras platicamos de nuestras vidas adultas, ya saben ponerse al corriente de estos años.

- ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Ya no hablas con Ángel? - Él era el mejor amigo de Caleb.

- Si, de hecho me dijo que tal vez vendría esta noche, pero no es seguro.

- Ahh bueno, sería un gusto volver a verlo igual - la verdad que Ángel era muy egocéntrico en la secundaria, no esperaba verlo nuevamente, pero ojalá que haya cambiado.

- Y bien, ¿a qué se dedican? - está vez fue Lucy la que pregunto.

- Ambos somos del área de la salud, yo soy dermatologa y él odontologo - al final si siguió su sueño de estudiar odontología.

- Ay ve, estoy rodeada de médicos, jajajaja.

- Es verdad querida, estas rodeada de plata - la mire y tome mi bebida.

En la conversa empecé a sentir la mirada de alguien, siempre volteaba a ver pero no veía a nadie, eso me inquieto un poco, pero decidí ignorarlo.
Caleb sacó a bailar a su novia y para no quedarnos atrás, Lucy y yo también nos sacamos a bailar jajaja.
La canción que sonaba es merengue, curiosamente y algo que me encanta, la discoteca era latina.

Suavemente, bésame
Qué quiero sentir tus labios
Besándome otra vez
Suave.
🎶

Empezamos a pasarla bien bailando, hubo un momento en donde se cambiaron las parejas, yo me hice con Clarissa y Lucía con Caleb, la verdad es que me sentía un poco incómodo con ella, pero no lo hice notar, mi amiga también se veía abrumada, pero luego de un rato volvimos a intercambiar parejas, esta vez estaba bailando con él, oh por Dios...
Lucía bailaba con Clarissa, también la note incomoda, pero ella me vio y dejo pasarlo.

- Holaa - nunca perdió ese saludito tan característico -. ¿Te estás divirtiendo?

- Holaa - le respondí a su saludo, con un tono más coqueto - Sii y mucho, no sabía que la disco era latina.

- Jaja, pues sí, aquí vengo siempre, desde que la encontré no visité ningún otra disco.

- JAJAJA, me alegro, la música latina es tan buena que a mi me enciende sin necesidad de tomar alcohol.

- Si me di cuenta, el Martini no es tan fuerte, pero parece que has tomado 3 vasos de ron.

Qué observador, no pensé que notará el nivel de alcohol de mi bebida... La verdad es que no soy mucho de alcohol, si tomo es para no parecer aburrido, pero siempre busco lo más suave, nunca me he emborrachado, aunque Lucía muere por verme en ese estado.

- Bueno, otra vez cambio de pareja - sabía que iba con su novia - byeee

- jajajaja, byee.

Lucía y yo volvimos a bailar juntos y enseguida me interrogó.

- ¡¿Qué pasó?! - chismosa jaja -. Cuéntame lo que hablaron y exagera.

- Pues me preguntó si me estoy divirtiendo y se dio cuenta que no necesito emborracharme para ser mucho ambiente en una fiesta.

- jajaja, ve pues si amigo, desde los 16 años que empezamos a salir, siempre te emborrachaste con bebida y canciones de Marisela.

- Jajaja, deja sana a mis canciones de señora dolida - hice una pausa -. Y tú, ¿Hablaste con la novia?

- Si.

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¡Qué noche!
Espero les haya gustado
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Dulce coincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora