—¿podemos hablar?....en privado-mira de reojo al chico que estaba sentado en el sofá.
—claro-dice la francesa-eh...¿Alemania? Voy y vuelvo, no me voy a tardar. Por mientras puedes recorrer la casa.
—no se preocupe, Sra. Francia.
—dime Francia.
—esta bien, Francia.
• • • • • • • • • —mamá, no era necesario que contrataras a un tutor para mi.
—claro que era necesario.
—...¿lo conoces?
—me lo recomendó alguien, supongo que debe ser bueno.
—supongo que tienes razón.
—mejor, ve a tu habitación con Alemania y empiecen las tutorías ahora.
—¡¿ahora?!
—si...digo, para no perder mucho tiempo, ¿no? Además, no lo hice venir hasta acá solo para presentartelo.
—uhh....bien.
—si les da hambre, en el microondas les dejé comida.
—bueno.
—bien, iré con tu padre.
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—Canadá, ¿crees que puedas quedarte solo con Alemania?
—claro...
—cualquier cosa, me llamas–mira a Canadá–tus hermanos están en casa de sus abuelos...excepto Usa...yo iré con Reino Unido.
—esta bien..¿volverán tarde?
—probablemente, aunque lo más seguro sea que volvamos mañana por la mañana.
—Alemania, si la tutoría termina muy tarde, ¿te quedarías aquí?
—no lo sé.
—bueno, si termina muy tarde, te quedas.
—esta bien.
Francia se fue a su habitación para arreglarse, Reino Unido la invitó a cenar, así que usaría un vestido.
Canadá no sabía cómo romper la tensión que se había formado entre el y Alemania.
—....–mira al alemán–...¿q-qué tal si vamos a mi habitación y empezamos con la tutoría?
—..me parece buena idea. Así aprovechamos el tiempo.
—si..–empieza a caminar escaleras arriba, siendo seguido por Alemania.
Una vez que llegaron a la habitación del canadiense, se instalaron en el escritorio. Alemania le hacía preguntas a Canadá, respecto a las materias que le complicaba comprender.
