Capítulo V: Color café.

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。 Marc:

Al no tener entreno ni nada importante qué hacer, los chicos y yo decidimos ir a dar un vuelta por la cuidad para distraernos un rato y hacer tiempo antes de que llegara la hora de la fiesta en el hotel.

Casadó: ¿Vendrán otras personas o solo seremos nosotros? —preguntó curioso, mientras caminamos de regreso al hotel, luego de pasar algunas horas fuera—

Héctor: Solo seremos nosotros, los del club. ¿Por qué? ¿Pensabas que iban a venir chicas? —preguntó con una sonrisa burlona—

Casadó negó mientras reía leve, haciéndonos sonreír a Héctor y a mí.

Casadó: Eh Marc ¿Qué pasó con Gerard? ¿Por qué no vino? Lo fuí a buscar a su habitación y no estaba —me miró atento—

Marc: Salió con los demás a un partido juvenil.

Héctor: ¿Y por qué nosotros no fuimos? —preguntó con el entrecejo fruncido—

Marc: Casadó quería ver la cuidad —sonreí—.

Luego de caminar por unos minutos más, llegamos al hotel y cada uno se dirigió a su habitación luego de bajar del ascensor.

Estaba quitándome los zapatos, cuando llamaron a mi puerta.

Marc: ¿Qué pasa? — lo miré extrañado, luego de abrir la puerta—

Casadó: Vamos al partido en donde están los chicos. Gerard me acaba de decir que está de locos —dice con emoción—.

Marc: Acabamos de llegar tío —respondí con una sonrisa cansada—

Casadó: Héctor me dijo que irá conmigo. Además, casi todos están allá ¿Te quedarás solo en el hotel?

Marc: Ni de coña.

Ambos reímos leve y yo entré otra vez a mi habitación para ponerme los zapatos nuevamente y salir con los chicos otra vez.

Casadó: Ash tío, odio lo que me da en el estómago cada que me subo a un ascensor —dice con una expresión de desagrado en su rostro, cuando el ascensor comenzó a descender—

Héctor: Tonto —dice riendo leve, dándole un leve golpe en el hombro—.

Luego de unos segundos las puertas del ascensor se abrieron, dejando ver a una chica.

Ella al ver las puertas abiertas, tomó las maletas que tenía a su lado y dió dos pasos antes de subir la mirada y conectarla con la mía.

Con mis manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón, me quedé mirándola fijamente.

Que linda, fue lo primero que pensé al verla y examinarla con la mirada.

Su cabello largo y castaño caía suavemente sobre sus hombros, mientras que las ondas que tenía en éste le daban un aire de ternura. Sus ojos color miel me miraban directamente con un poco de sorpresa al tener que levantar su cabeza para poder hacer contacto visual conmigo.

Fue inevitable no ver sus labios rojizos, que eran lo suficientemente carnosos para encajar perfectamente con sus demás fracciones.

Su rostro era precioso, pero al bajar mi mirada un poco, noté que su cuerpo lo era aún más. Su cintura era pequeña y sus caderas un poco anchas, algo que la hacía ver jodidamente hermosa, al llevar puestos unos shots cortos, que dejaban ver sus piernas.

Las puertas comenzaron a cerrarse, estando ella aún afuera por lo que tuve que meter mi mano para que no se cerrara por completo.

Ella desvió la mirada con sus mejillas ruborizadas, provocándome ternura y haciéndome sonreír sutilmente. Ella tomó las dos grandes maletas que traía consigo y entró al ascensor.

Washington city [Marc Bernal]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora