Capítulo VI: Abuelita.

176 11 1
                                    

¿El mundo debería ser así de pequeño, como para encontrarmelo en la calle?

Como en el ascensor, me quedé inmóvil mirándolo fijamente mientras él hacía lo mismo. Era como si nuestros ojos eran dos imanes que se atraían mutuamente al estar cerca.

Aún mirándolo a los ojos, solté un leve suspiro nasal, mientras sentía cómo mi corazón comenzaba a acelerarse.

X: ¡Permiso! ¡Bernal! —exclamó una chica desesperada, empujándome con el hombro, tratando de tocarlo a él—.

Andrea: Verónica, ¡camina! —dice al ver que no me movía—

Inmediatamente desvié la mirada y comencé a caminar con rapidez, para salir de entre la multitud en donde estábamos.

Andrea: ¡Dios! Me sentía asfixiada con tantas personas —soltó un bufido— ¿Y tú? ¿Por qué no caminabas? —me reprochó—.

Verónica: P-por nada —digo bajo, tratando de esconder el nerviosismo que aún sentía—. Entremos aquí —caminé en dirección a la primera heladería que ví—.

。Marc:

Volver a encontrarme con sus ojos color miel, fue una sorpresa.

Esta vez, el tiempo de poder mirarla fue mucho más corto que en el ascensor, ya que luego de que una señora de aproximadamente 44 años le hablara, ella comenzó a caminar con rapidez perdiéndose entre la gente.

X: Verónica, ¡camina! —exclamó con incomodidad—.

Verónica, ¿será ese su nombre?

X: Marc! ¡Una foto porfa! — dice con emoción, mientras agita su teléfono hacia mí con desesperación—

Tomé su móvil y luego de sacarnos una foto juntos, no le presté atención a nadie más.
Con los chicos comenzamos a caminar de manera rápida, dejando a la multitud detrás de nosotros.

Hecho: No sé cómo lidiar con esto como lo hacen los demás —suelta un bufido de cansancio—.

Casadó: Creo que fue una mala idea bajar del taxi aquí —dice riendo leve, haciendo sonreír a Héctor—

No podía creer que me la había vuelto de encontrar ahora, y de esta manera.

¿Será una fanática? No, no creo. De ser así me hubiese pedido alguna foto o autógrafo en el ascensor.

Héctor: Marc, tío —dice mirándome con una sonrisa burlona, sacándome de mi pensamiento—.

Marc: ¿Ah? —parpadee unas cuantas veces seguidas—.

Héctor: Que hemos perdido el tiempo tío. Son casi las 7:00 PM, y la fiesta en el hotel es a las 7:30 PM, tenemos que regresarnos —dice riéndose de la situación—.

Marc: ¿Qué? —fruncí el entrecejo, y saqué de mi bolsillo mi móvil para ver la hora. Si, efectivamente eran las 7:00 PM de la noche—. No me jodas Héctor, nos hubiésemos quedado en el hotel tío —reclamé—.

Casadó: Perdimos mucho tiempo con aquellas tías. Pero ya está, pidamos un taxi y vayamos al hotel —dice restándole importancia, y llamó al primer taxi que vió—.

| Al día siguiente |


Desperté con un leve dolor de cabeza al dormirme tan tarde anoche.

La fiesta había estado bastante buena, a pesar de que éramos sólo nosotros los del club.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño para darme una ducha y luego salir a desayunar.

Washington city [Marc Bernal]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora