Dios

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     Desde joven me platicaron sobre un dios todo poderoso, noble, amigable, y sobre todo era perfecto. Me dijeron que él era la representación de todo lo bueno, que era la luz que nos guiaba por el buen camino y que todo lo bueno en mi vida era gracias a él. Dios perdona a todos sin importar lo que hagan ya que son sus hijos.

     Si de verdad hay algo así allá afuera significa que él me creó junto a otros miles de millones. Soy una persona recorriendo el camino que ya han de haber caminado muchos. Estoy tropezando sobre la piedra que ha viajado por el mundo topándose con otras personas. Nada de lo que me pase es algo único.

     Soy una hoja más en esta copiadora. No importa si en algunas partes se derramó más tinta o si en otra parte quedó en blanco sigo siendo la misma hoja que los demás y en un futuro habrá otra hoja exactamente igual a mi o ya la hubo.

¿Así que de qué me sirve esta vida?

     Rio, lloro, festejo, sufro todo por sentimientos hacia personas que en unos años serán parte de la tierra al igual que yo. Tengo el mismo valor vivo que muerto. Mi vida no cambia la economía de mi país, no cambia la contaminación, no cambia la evolución, ni siquiera cambiará la vida de mis predecesores.

     Soy un lingote de oro al fondo del océano, aunque valga mucho para algunos mi verdadero valor se reduce completamente a 0 en el lugar en el que me encuentro ahora mismo.

     La especialidad es algo que solo le toca a pocos mientras que el resto solo servimos para rellenar estos espacios vacíos en la vida de otros pero qué hay de la mía? Por qué un ser tan poderoso crearía algo como yo? Soy solo un juguete más en su mochila?

     Tal vez sea una estrella más en su lienzo nocturno. Soy una pequeña pieza en su compleja obra de arte pero sin una estrella la noche no dejaría de ser hermosa cierto?

     No soy una luna, un fuego artificial, un avión sobrevolando el hermoso cielo. Solo soy una estrella más obligada a ver lo que pudo haber sido de su vida si tan solo hubiese tenido un poco más de suerte.

     Eso es lo que odio de la naturaleza. La suerte que se le da a una persona de la noche a la mañana. ¿Qué hacen ellos para merecerla? No importa que tanto te esfuerces, que tanto llores, o que tanto se lo pidas a dios. Si no naciste para algo jamás podrás hacerlo. Jamás podré tomar el puesto de esa Luna.

Odio ser una estrella más. 

Siempre Vas a Volver AquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora