Caminos

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     El 2019 fue el mejor año de mi vida. Fue el año en el que empecé a cambiar mi manera de ser, incluso podría decir que fue donde empecé a encontrar mi voz en este mundo.

     Cambie mi estilo de vestir, hice ejercicio para tener un cuerpo en el que me sintiera más cómodo, intente hablar un poco más para llegar a un poco más de personas, empecé a ser productivo, mi escuela y mi vida fuera de ella era siempre algo que me servía a mi como humano. Jamas siento que desperdicie mi tiempo en ese año lo cual creo que es lo que lo hace tan especial para mi, por momentos pensé que ese era el inicio de una buena historia, incluso sentí que me estaba convirtiendo en el hijo que mis padres merecían. Que me convertiría en el hombre que ellos veían en mí desde pequeño. Lastima que no duró mucho.

     El segundo capítulo de mi vida cambió todo en mi aventura. Se supone que en los cuentos los giros de trama pasan como a la mitad o casi al final de todo pero aquí fue tan solo al voltear la primera página. En el 2020 empezó a caerse toda mi construcción a pedazos. Me sentí como un niño otra vez creando una pirámide de cartas solo para que el viento se la llevase. Recuerdo perfectamente ese ultimo dia en el que fui la mejor versión de mi.

     Llegué de la escuela después de hacer mis examenes importantes del semestre, me cambié, y me fui a jugar basquetbol con mis amigos como todas las tardes.

     Duramos horas platicando mientras jugábamos a la mitad de la cancha hasta que nos cansamos y todos fuimos a tomar un poco de agua. Al recoger mi teléfono vi un simple mensaje que cargaba con lo que sería el mayor impacto en mi vida.

"Se cancelan las clases por una semana".

     En ese momento nos alegramos todos. ¿A quién no le parece la mejor noticia del mundo que estés una semana en tu casa descansando? Lo que daría para que esa semana jamás hubiese existido...

     Todos pensamos que volvería todo a la normalidad para el siguiente lunes pero jamás hubo un siguiente lunes. La cuarentena comenzó y la vida de un chico con un futuro brillante se acabó.

     La cuarentena le quitó trabajos a millones de personas, les quitó la paz que tenían, y muchos otros perdieron sus vidas sin aviso. La cuarentena nos quitó tanto y nos seguía arrebatando cosas día tras día. Personas que conocía se divertían encerrados en casa, había la otra parte que estaba estresada al tener un giro de 180 grados en su vida cotidiana de salir todos los fines de semana a pasar un año entero encerrados. Nosotros vivimos un año de lo que varios animales pasan toda su vida en un circo o un zoológico y fuimos víctimas del peor enemigo del hombre, la monotonía.

     Mi rutina diaria por un año entero fue levantarme, comer si es que me acordaba, y estar pegado a una pantalla para intentar no poner atención a la basura de hombre que me convertí. De ser un gran estudiante que cuidaba su salud lo más que podía me convertí en un flojo que desidia no comer para gastar más de su tiempo jugando con amigos a través de una pantalla que no me daba ningún tipo de dinero, enseñanza, o algo de ayuda para traer comida a nuestra mesa.

     Intenté ir a clases lo mas que pude porque pensé que algo de ese gran estudiante se había quedado en mi pero me di cuenta que siempre fui esto. Un niño que ha pasado 19 años de su vida sin saber lo que es la palabra responsabilidad.

     Aunque fuera a algunas clases jamás aprendí nada de ellas por mi flojera o mis pocas ganas de escuchar a los maestros. Que tan bajo tienes que caer para no tener las fuerzas para tan solo abrir una computadora. Fue el año escolar más fácil y aún así lo arruine todo.

     Perdí mi oportunidad de graduarme y tuve que ver como personas que miraba en los pasillos de la escuela se graduaban bajo lo que sería la mejor noche de sus vidas, su puente entre su vida aburrida a su camino en descubrirse a ellos mismos. Mientras que yo solo los veía a través de mi teléfono acostado en una cama donde por instantes podía verme en el reflejo del teléfono sin una túnica ni un diploma que mostrarle a mi madre .

Yo pude estar ahi. Yo merecía estar ahí...

No.

El yo de antes se merecía estar ahí, hoy en día ya no se ni que me merezco.

     Tire 12 años de estudio a la basura solo porque decidí tomar la salida fácil. Aún escucho los gritos diarios de mi madre al llegar a casa y ver que la comida que le preparó a su hijo con el poco tiempo que tenía no había sido ni siquiera movida.

     Yo no entendía porque se enojaba conmigo, pensaba que todos me odiaban simplemente porque esta vez elegí vivir para mi y no para mis padres. Que estupido argumento.

     Pase días enteros sin dormir con tan solo un desayuno en el estómago y un poco de agua en mi cuerpo, deje de ducharme diario hasta llegar a rachas de una semana. Que asqueroso era dormir en una cama con el pelo todo grasoso, una ropa sucia, un cuarto sin ordenar, pero aun asi creo que lo que más me disgustaba a la hora de dormir era saber que me iba a la cama un dia mas sin haber hecho nada de mi vida.

     Pude haber conseguido un trabajo, aprender a manejar, hacer ejercicio en casa, estudiar algún nuevo tema, leer un libro, pero decidí solo hacer lo único que sé hacer.

Absolutamente nada.

     Dicen que solo los locos piensan que van a cambiar algo haciendo exactamente lo mismo. Tal vez me convertí en el loco soñador imaginando que mi vida cambiaría una vez más así como cambio ese fatídico año. Creí que si lograba vivir un dia mas en el siguiente tal vez me llegaría una señal del cielo que arreglaría todo. Que mi destino me llevaría a donde debía de estar. A lo mejor mi destino siempre fue ser el chico que todos vieron cómo tiró su vida a la basura.

     Aun con todo esto no fueron todo cosas malas en la pandemia. Si perdí a muchos amigos pero hice otros tantos especiales, conocí a Abigail, a Avi, a Stephanie, a Ximena, a Pame, a otra Abi, a Daniela, y muchas otras personas que tuvieron que bajarse de mi tren sin avisar y cuando menos me di cuenta se habían desaparecido también de mi memoria pero se que regresan tarde o temprano en algún momento a mi cabeza. Siempre lo hacen.

     Aunque desperdicie cada uno de mis días deje que mi mente tomase el control de mi cuerpo dejándola escribir maravillosas historias las cuales suelo leer de vez en cuando y pensar que ni de broma alguien como yo las escribió. Aprendí a socializar más con personas nuevas, entendí más porque mis padres actuan como actuan, logre ver mas a fondo el tipo de persona que eran mis amigos y por ultimo intente entenderme a mi. Intenté de alguna forma ver qué era lo que me gustaba, lo que me apasionaba. Desgraciadamente sigo sin tener la respuesta a eso.

     Tal vez en un futuro encuentre eso que amo o tal vez muera sin ello, yo seré feliz con tan solo llegar a ese futuro.

     Voy a extrañar mucho esa vida que tuve antes, a Miguel, Eduardo, Oziel, Yuritzi, David, Raul, y al resto de mis compañeros de clase. Se que ellos lo están haciendo fenomenal.

     Estas memorias me hacen reflexionar mucho sobre las ramas que se crearon en mi vida. Empecé a pensar que quizás en otro universo donde no pasó la cuarentena yo seguí estudiando como debí, tuve esa graduación la cual tanto soñé desde niño, avente mi birrete junto a mis amigos de toda la vida cerrando un ciclo y empezando la adultez que había planeado poco pero era lo que tenía.

     Posiblemente en ese universo nunca escribí nada pero a lo mejor me convertí en un gran ingeniero mecánico o un gran psicólogo que ayudó a varios pacientes, incluso una parte de mi desea que en ese universo haya encontrado el amor con el que soñé varias veces.

Hoy solo me quedo con el 'que hubiese pasado?'.

     Podría quedarme atado a ese momento donde todo era perfecto hasta el final de mis años pero hoy decido que la mejor opción es aceptar que este es el camino que me toco y aun con sus piedras o baches seguiré andando por aquí. No planeo dejar de caminar hasta saber que llegué al último pedazo de esa calle.

     Al final la cuarentena se acabó y todos volvieron pero no a ser los de antes, cada uno salió de su hogar siendo mejor y más fuerte. La cuarentena nos quitó la vida que deseábamos pero nos entregó las ganas de intentar hacer algo mejor que eso y por eso estoy agradecido de seguir por este camino aun dudando de que no sea el correcto al final del día es mi camino y nadie me va quitar eso.

Siempre Vas a Volver AquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora