Capítulo 11

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31 de octubre, justo un año antes

La misma cabaña.

Esa vez estaba decorada con calabazas, arañas de plástico y telas de araña, algunos murciélagos colgaban del techo. De fondo se escuchaban a los búhos y la melodía de las canciones de Halloween. Los tres amigos estaban sentados en el sillón de la cabaña, con una lata de cerveza en sus manos. Estaban esperando a la pelinegra, anunció que iba a llegar un poco tarde.

Ayla se levantó del sillón y se miró en el espejo, estaba guapa. A su espalda apareció su novio Davin. Ambos llevaban un disfraz a juego: ella era una bruja, llevaba un vestido corto negro, unas medias de redecillas y un gorro de bruja negro. Los labios y los ojos los llevaba negros con brillo y una calabaza con cara enfadada que había dejado sobre la mesa pero que, al llegar, la llevaba debajo del brazo. Davin vestía unos pantalones, camiseta y chaqueta negros, al igual que Ayla, él tampoco llevaba la calabaza, pues la suya iba en la cabeza, a modo de máscara. En la misma mesa en la que estaba la de Ayla, descansaba la suya y el hacha que habían hecho con cartón.

—Me encantas con este disfraz, cariño. —Le susurró al oído antes de besarla.

Vincent fingió una arcada y les tiró una lata de cerveza vacía. La pareja soltó una carcajada y volvieron a sentarse en el sillón justo en el momento en el que la puerta de la cabaña se abría y Maven aparecía.

Ayla la miró y flipó con el disfraz que tenía. Nunca le habían entrado ganas de matar a nadie, pero en ese momento deseó hacerlo. Siempre había notado que a la pelinegra no le caía muy bien, por algo que no lograba entender, y ese día lo demostró. Maven apareció con el mismo disfraz que Ayla, cuando días atrás, ella le dijo a la rubia que iría de demonio. Ayla le había contado con toda la alegría del mundo cómo iba a ser su disfraz y que iba a ir a juego con Davin y ella se aprovechó de eso y la engañó.

Ayla se levantó del sillón y se acercó a ella.

—¿De qué va esto, Maven?

—¿A qué te refieres? —Preguntó ella, con voz de repipi y una sonrisa en el rostro.

—No me vaciles, Maven. Dijiste que te ibas a disfrazar de demonio, ¿y ahora resulta que apareces igual que yo?

Maven se encogió de hombros y le guiñó un ojo a Davin. Ayla se giró hacia él y le miró sin comprender nada.

—He cambiado de opinión.

—Maven, para. —Le dijo Davin.

—¿Qué está pasando aquí? —A Ayla se le estaba acabando la paciencia.

—Solo me apetecía venir disfrazada a juego con el tío que me gusta, ¿acaso eso es un problema, Aylita?

Ayla abrió los ojos tanto que pensó que sus órbitas podrían salir disparadas y tendría que ir detrás de ellas para buscarla.

—No me llames así. Y sí, eso es un jodido problema si el chico que te gusta tiene novia y sabías que iba a ir disfrazada de ella.

—Ay, Aylita mía, el novio no parecía quererla cuando se estaba enrollando conmigo.

A Ayla se le cayó el alma a los pies. Eso tenía que ser mentira, su Dav no haría eso, él la quería, se lo decía a todas horas, le decía que era el amor de su vida y que deseaba formar una familia con ella. Eso no era algo que decía alguien que le ponía los cuernos a su novio, ¿no?

—Eso es mentira, Dav no me haría eso.

—¡Já! Siento decirte que lo ha hecho, pregúntale tú misma.

Ayla se giró hacía su novio y lo apuntó con el dedo.

—¿Es eso verdad, Dav?

—¡Pues claro que no! Maven está loca, no le hagas caso. Yo jamás te haría eso, cariño. Te amo.

—¡Venga ya! Eso también me lo decías hace unos días mientras me besabas en tu habitación.

—Maven, cállate de una maldita vez, joder.

—Es verdad. —Susurró Ayla, llenándosele los ojos de lágrimas. Su novio le había puesto los cuernos con la mejor amiga de él y lo habían engañado.

—No lo es, cariño.

—¡Deja de mentirme en la maldita cara, Davin!

—¡Vale! —Davin levantó las manos en señal de paz—. Es verdad, te he engañado con Maven, pero yo te amo, Ayla, eres mi luz. Fue un error, no la quiero a ella, es a ti a quien quiero más que a mí mismo, por favor, perdóname, cariño.

—No... no sé si puedo.

Davin se acercó a Ayla, posó la mano en su cabeza y la atrajo hacía él, juntando sus labios con los de ella. Ayla le correspondió el beso y entendió que le perdonaría, porque lo quería y estaba enamorada de él.

—Vámonos de aquí, Ayla.

—Necesito irme sola para pensar.

—No, tú te vas a venir conmigo. No tienes nada que pensar, me quieres, ¿no?

—Sí, pero...

Davin sujetó a Ayla de los hombros y la miró a los ojos marrones.

—Pero nada, cariño. El amor puede con todo. Vámonos.

Davin agarró a Ayla de la mano y se la llevó al coche. Mientras ella se ataba el cinturón, él daba la vuelta y se montaba en el asiento del piloto. Salieron del bosque por la carretera principal. Llovía a cántaros y el suelo estaba resbaladizo.

—Dav, no sé sí podremos seguir juntos después de esto, es un golpe bajo hacia mi orgullo y no voy a poder olvidarlo. —Susurró Ayla.

—¿Qué? Pues claro que vamos a poder estar juntos, cariño. Yo te amo, ya te lo he dicho. No quiero a Maven, ella me quiere a mí y siempre intentaba besarme, al final le dije que solo un beso pequeño, pero una cosa llevó a la otra...

—Espera, ¿no pasó solo una vez?

—No, pero...

—Pero nada, Davin, para el coche.

—¿Para qué?

—Porque voy a bajarme.

—Ni de puta coña. Vas a venir conmigo a casa y nos vamos a acostar, eso siempre arregla nuestras peleas, ¿no?

Davin aumentaba la velocidad por momentos.

—No esta vez. Lo siento.

🖤

¿Qué tal vamos? Nosotras estamos un poco tristes porque queda muy poco para que se acabe todo ;(
¡Esperamos que os esté gustando! Nos vemos el viernes🖤

La venganza de Las CalumniasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora