Mundo de los vivos
Vincent se tiró al suelo, sentía como se estaba partiendo por la mitad. El brazo, retorcido en un ángulo antinatural, había dejado de sentirlo unos minutos atrás. Se levantó la camiseta, mirándose el abdomen que había comenzado a desprenderse y su sangre salía de todas partes. Se agarró el abdomen como pudo, tratando de mantener la piel desgarrada en su lugar, un charco se había comenzado a formar en el suelo a su alrededor.
—¡Para! ¿Qué estás haciendo? ¡Detente!
Maven corrió hacía él en cuanto cobró el conocimiento, un río de sangre le bajaba por la frente. Debía de haberse hecho una brecha o algo peor. A Davin no se le veía por ninguna parte.
—¿Qué cojones te ha pasado?— Maven trató de moverle el brazo, pero un dolor agudo le recorrió el cuerpo a Vicent que acabó gritando.
—¡Nos va a matar, joder!
—Tenemos que salir de aquí— murmuró Maven. Levantó la cabeza buscando a Davin. Lo encontró tirado en las escaleras, en una extraña postura. Durante un instante temió que no siguiera con vida, gracias a Dios el movimiento regular de su pecho, le indicó lo contrario.
Se acercó a Davin a rastras, justo cuando estaba a punto de llegar hasta él algo tiró de ella hacía atrás. Aprisionando su cuerpo contra el suelo, una presión que le cortó la respiración se hizo latente en su garganta. Pateó el aire sin nada concreto a lo que golpear, hasta que alguien la agarró de ambos brazos, tirando de ella hacía arriba y liberándola del agarre.
Tosió en busca de aire, mientras Davin la miraba con preocupación.—Esta no es Ayla— susurró.
Un silencio inquietante había llenado la sala por completo.
—No me digas, Sherlock. —Saltó un Vincent a la defensiva, desde alguna parte de la cabaña. La oscuridad que se había apoderado del lugar no les dejaba ver con claridad dónde estaba su amigo.
De pronto sus quejas dejaron de escucharse y pensaron que se había cansado de discutir consigo mismo porque ninguno de sus amigos le estaba prestando atención.
—O siempre ha sido así de zorra y ahora solo quiere matarnos —añadió Maven de vuelta.
Fuese o no su amiga quién les estaba haciendo aquello, había algo claro, querían matarlos.
—Ayla no se encuentra entre nosotros —habló la voz. Ambos se tensaron y comenzaron a buscar a la dueña de ella.
Se escondieron tras el sofá, usándolo de escudo. Miraron a su alrededor, aunque no vieron a nadie. Maven abrió los ojos al caer en la cuenta.
—Necesitamos el puntero. No está en este plano, por eso no la vemos.
Davin miró sobre la mesa, que estaba tirada de cualquier manera y con una pata rota.
—Ha tenido que caer por alguna parte, búscalo. Yo voy a traer a Vin aquí.
Maven comenzó a buscar por el suelo, caminando a gatas pero no lo encontraba por ninguna parte. Mientras tanto Davin llegó hasta un inconsciente Vincent, que se encontraba rodeado por un charco de sangre. Perdió todo el color de la cara pensando que su amigo había muerto, hasta que un golpe por la espalda lo sorprendió, tirándolo sobre el cadáver de Vincent.
Maven se desesperó viendo como Davin era alzado por los aires y tirado al suelo con fuerza, este se quejó. Bajó la vista al suelo y siguió buscando el maldito puntero, mientras la muerta no se fijara en ella todo iría bien.
Recorrió toda la estancia pero el puntero no estaba por ninguna parte. Miró a su alrededor, no podía haber ido muy lejos, el cabrón pesaba. Su mirada chocó contra el sofá, ¡bingo! Debía de estar ahí debajo.
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La venganza de Las Calumnias
ParanormalEn esta novela corta todo puede salir mal y no creerás que no va a pasar porque aquí nada es lo que parece. Ve con ojo abierto y no confíes en nadie pues tu peor enemigo puede ser la persona que tienes a tu lado, esa que puede traicionarte sin dudar...