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Meses después

POV Francisco

Al final Estebi habia tenido razón.
su padre se encargó de dejarlo en la miseria.
le sacó la casa y los autos excepto su favorito que había sido un regalo de su madre y al que,lamentablemente, tuvo que vender, el costo de mantenimiento estaba fuera de nuestro alcance y tuvimos que comprar uno común.

Nos mudamos juntos a mi departamento que su padre no pudo sacarle pues estaba a mi nombre.
tampoco pudo quedarse con la empresa y estuvo meses en hacer que alguna otra compañía lo tomara, todos parecían conocidos de su padre.
me desesperaba el tema, quede embarazado la tarde en que volvimos, lo confirmé dos semanas después aunque todo en mi cuerpo me lo decia, y con un bebé en camino él necesitaba un trabajo urgente.

Cerca de mi sexto mes y después de vivir únicamente de sus ahorros y mi sueldo en la cafetería, logró trabajar en una multinacional.
empezó como un empleado de ventas pero en cuestión de semanas escaló a gerente de piso, mi hombre era el mejor en todo lo que hacía.

•••

cuando supe que estaba embarazado, mi vida cambio de maneras que nunca imaginé. Cada día era una mezcla de emociones y sensaciones. A veces, el cansancio me abrumaba, pero habia momentos que llenaban mi corazón de alegría.

Esteban se ha convertido en mi apoyo incondicional. Siempre estaba atento, acariciando mi pancita con suavidad, como si quisiera conectar con nuestro bebé. Me encantaba ver cómo sus ojos se iluminaban cada vez que hablaba de ser papá.

-¿sentis algo?-me preguntaba con una mezcla de curiosidad y ansiedad, mientras su mano se posa sobre mi abdomen.

-no deja de moverse- respondí guiando su mano al sitio donde el bebé pateaba

Ver a mi alfa asi de embobado con mi panza era un placer, sentía que finalmente podiamos tener nuestra vida.

Nos casamos un tiempo después en una boda muy pequeña a la que asistieron mis amigos,mi família y la hermana de Esteban que era la única que mantenía contacto con él.
no fue gran cosa, pero fue importante para nosotros, fue como el sello perfecto de nuestro amor.

•••
Una tarde, después de un largo día, Esteban volvió a casa con una caja de frutillas, que eran mi antojo de todo los dias, y casi lo unico que comia, mi embarazo me llenaba de nauseas, todo me daba asco excepto las frutillas

-mira lo que te traje-dijo con su rostro iluminado como un nene en la víspera de Navidad.

Al abrir la caja, el aroma dulce me envolvió.

-¡están preciosas! -exclamé, y no pude evitar sonreír de oreja a oreja.

-tenía que traerte algo especial -respondió mientras las lavábamos juntos en la cocina. Sus manos eran hábiles y suaves, y me encantaba ver cómo se tomaba el tiempo para asegurarse de que estuvieran perfectas.

Nos sentamos en el sofá, rodeados de frutillas. Mientras disfrutábamos de la primera, un jugo rojo goteó por mi mano.

-¡mmm, qué ricas!-dije, saboreando cada bocado, no me importaba manchar mi overol de embarazo, necesitaba comerlas de nuevo

-sos tan feliz con las frutillas-comentó Esteban, acariciando mi panza con ternura-no puedo esperar a que nuestro hijo pruebe esto.

-ojalá le gusten tanto como a mí-respondí, mirando sus ojos llenos de amor-¿te imaginas? un pequeño amante de las frutillas.

-claro que sí -rió-. será un gourmet desde que nazca.

-¿y si no soy buen padre?-pregunté de repente, sintiendo un nudo en el estómago, llevaba ya casi ocho meses esperando a nuestro hijo y esa pregunta me mataba

-vas a ser maravilloso, Fran. Solo tenés que ser vos mismo -me tranquilizó, tomando mi mano y mirándome a los ojos. Su confianza en mí me dio fuerzas.

A medida que la tarde se desvanecía, nos sumergimos en más detalles sobre cómo sería nuestra vida con el bebé. Hablamos de los nombres que nos gustaban y las historias que queríamos contarle.

-¿te imaginas contando historias de cómo te enamoraste de las frutillas?-dijo con una sonrisa traviesa.

-por supuesto. La primera historia será sobre la vez que casi me vuelvo loco pidiéndolas-respondí, riendo.

Mientras él acariciaba mi panza, supe que el futuro era brillante. No podía esperar a conocer a nuestro pequeño. Y mientras tanto, seguiría disfrutando de las frutillas y de cada caricia que me recordara que no estaba solo en esto.

Y luego, finalmente llegó.

Ese primer día fue irreal.
Habíamos preparado todo, el cuarto del bebé estaba pintado y listo para recibirlo.
tenía ropa, toda la que nuestros amigos le iban regalando, la que mi madre le tejia y la que nosotros le fuimos comprando.
tenía juguetes y osos de peluche, una lámpara en forma de elefante, una cuna, un cochecito y todo lo que se necesitaba.

pero Theo no dejaba de llorar.

con Esteban habiamos pedido unos días de licencia y estábamos los tres encerrados en el departamento para adaptarnos.
en pocos dias estabamos rodeados de pañales, talco, ropa vomitada y todo eso más el llanto incesante y noches enteras sin poder dormir.

-¿y si no le gusta este color? deberíamos haber comprado todos...

-este color es hermoso, además mi amor, lamento decirte esto, pero nosotros no tenemos plata-le dije mientras intentaba ponerle a Theo un diminuto saquito tejido color amarillo pastel.

Lo de no tener dinero era relativo, vivíamos bien y no nos faltaba nada, pero la vida de Esteban tal como la conocía había terminado; ahora mi esposo tenía que conformarse con cosas de clase medía, y comprarle toda la paleta de colores al bebé no era de clase medía.

-a vos te gusta, capaz a él no

-Esteban-dije con toda la calma que me permitía ser padre de un bebé que no dejaba de llorar-es solo un bebé...solo un bebé-trate de explicarle mientras acomodaba a Theo en la cuna

-es un ser humano, alguien distinto a nosotros que puede odiarnos

-nos va a odiar igual hagamos lo que hagamos

-vos a tus padres los amas

-mis padres son los mejores, no merecen el odio de...-me detuve cerrando los ojos. las secuelas de su padre aún eran frescas-dios, perdón, ni siquiera pensé...

-no te preocupes-dijo y se sentó en la mecedora

Esteban habia cambiado mucho con el tiempo, claro que yo también, la vida juntos, y la paternidad nos dejaba en personas totalmente nuevas.
sin embargo él tenía algo más, creía yo que era feliz, pero en el fondo cargaba cierta angustia, su padre no solo lo había despojado de todo, eso no era lo más importante, también se había encargado de dejarle muy en claro que si elegía esa vida, ya no sería su hijo, y su madre había estado de acuerdo.
era doloroso verlo sin poder superar aquello, pero no podía hacer nada,lastimosamente no estaba en mis manos.

Theo seguía llorando en la cuna.
a veces me preguntaba si él sería feliz,
nosotros teníamos mucho amor para darle y esperábamos que eso alcance.

Esteban se levantó, caminó hasta la cuna y lo tomó en sus brazos

-tiene que aprender a dormir en la cuna...

-es muy chiquito-dijo mientras acomodaba su cabeza delicadamente en su pecho-necesita saber que tiene a alguien

-nos tiene, pero...

-es solo un bebé, cariño

se sentó de nuevo en la mecedora con el bebé acomodado en su pecho.
con una mano sostenía su cabeza y la otra la apoyó en su pañal dandole golpecitos suaves mientras se mecia despacio.
Empezó a tararearle una canción de los Beatles y eso me hizo sonreír, por supuesto que Esteban iba a criar a su hijo como todo un pretencioso.

Theo se calmó y se durmió.
Esteban me miró y sonrió y yo le sonreí de nuevo,supe en ese instante que todos esos momentos juntos como una familia iban a ser invaluables, tal vez no teníamos mucho,pero nos teníamos a nosotros y hasta ese entonces creía que era todo lo que importaba.

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⏰ Última actualización: Sep 19 ⏰

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Siempre nuestro: Francisco x EstebanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora