POV Francisco
Me gustaba, eso lo tenía claro.
Hacía poco más de una semana que había entrado a trabajar a la empresa de la enorme compañía de su familia cuando me crucé con él en los ascensores.
Él no me notó, tan rígido y derecho, con el pelo peinado hacía atrás, brillante, una camisa blanca y un traje de tres piezas color humo.
miré sus pies, tenía los zapatos lustrados y aunque yo no sabía de marcas pude imaginar que serían más caros que mi departamento.Todo en él gritaba elegancia, sofisticación, pulcritud y me sentí miserable, como si no fuese digno de compartir el espacio con este hombre, como si él y yo, en apariencia, dos tipos iguales, estuviésemos separados por algo invisible.
No volteó a verme ni una sola vez y bajó en el cuarto piso dejando una estela de su perfume,penetrante y masculino, que no pude quitarme por el resto del día.
Cuando llegue a las oficinas y me dispuse a disimular yendo lentamente a mi cubículo para no llamar la atención, ya era tarde
-¡Romero! ¿otra vez? entramos a las nueve, no nueve y veinte
La miré y podría ser peor. yo tenia dos supervisoras, la buena y la mala.
la mala era una amargada que trabajaba allí hacía más de veinte años y nunca había ascendido, su nombre era Gloria.La buena, Delfina, era amiga mía y me perdonaba las llegadas tardes, que eran muchas
-no vas a creer lo que me pasó hoy-le dije sentandome en mi sitio dónde permanecería hasta el mediodía-me enamoré-agregué colocandome la vincha telefónica-es el hombre de mi vida
-como todos
-no, esta vez es en serio
-si,Fran,como todos, te dejo todos los clientes, todos antes de las doce-dijo colocando una muy abultada carpeta con números, iba a ser un día agotador.
Me pasé la mañana haciendo llamados en sistemático, pensando en él.
aún no sabía quién era pero tenía claro que sería alguien importante, me lo decía toda su presencia.
me inquietaba el hecho de no poder concentrarme y dejar de pensarlo, nunca me había pasado con ninguna otra persona, y mucho menos con alguien que parecía desconocer mi existencia.Al mediodía, cuándo todas mis tareas estuvieron completas, vi a Delfi preparando café asi que me acerqué a ella
-Franchu,en serio, siempre decis lo mismo
-te digo que no, esto es distinto
-el viernes cuándo tocamos en ese bar dijiste lo mismo del baterista del otro grupo
Delfi y yo, junto a un par de amigos más, teníamos una banda con la que tocabamos algunas veces en distintos bares
-bueno, si, pero él era como cualquier otro, este no, nunca me gustó alguien asi, tan...elegante y serio
-¿como es?-preguntó apoyándose en una pared. estaba cansada de escucharme,pero igual lo hacía
-es rubio, muy serio, usa lentes...
-Francisco...¿decis que lo viste acá en la empresa?
-si, es claro que debe ser algún gerente de otra sección o...
-¿es él?
voltee a mirar hacia dónde mi amiga miraba y ahi estaba él.
hablaba con Ricardo, el tipo de recursos humanos, que parecía encogido en su asiento, como si tuviera miedo-si, es él, ¿lo conoces?
ella río fuerte provocando que todos,incluyendolo, la miren
-lo conozco como todos acá, y deberías conocerlo también
-¿porque? ¿es nuevo?
-Fran-me dijo tomando mi brazo-es el jefe
A mi me había contratado recursos humanos, no tenía contacto directo con mis superiores, pero suponía que mi jefe sería algún viejo con mucha plata, no un chico que tranquilamente podría tener mi edad
-es Esteban, o el señor Kukuriczka. heredó la empresa de su padre, que a veces viene, parece que el tipo se cansa de disfrutar su más que prominente jubilación...
Supe que Delfina seguía hablando, pero yo estaba en algún sitio, dentro de mi cabeza, perdido en su rostro, en su rictus y en su voz imponente que llegaba hasta mí incluso a metros de distancia.
No tenía idea de como llamarle la atención, pero sabía que lo haría.