Lucero se quedó en casa de Mijares un rato más aquella noche, pero la conversación terminó siendo corta. Aunque había dado ese primer paso para recuperarlo, no podía esperar que todo se resolviera de la noche a la mañana. Había heridas, profundas y marcadas, que no se curarían solo con palabras.
Al llegar a su propia casa, apenas a veinte pasos de distancia, sintió que la distancia emocional entre ambos era mucho mayor que esos pasos. Entró en su hogar, vacío y silencioso. Michel estaba de viaje por Europa por cosas de trabajo, y Lucero se había quedado sola en su casa para pensar en todo lo que había sucedido, lo bueno es que ella y "Micho" habían decidido no vivir juntos por respeto a sus hijos.
Se desplomó en el sofá, mirando el techo mientras las lágrimas seguían corriendo por su rostro. Aún recordaba cómo había dejado ir a Manuel aquella última vez, convencida de que era lo mejor. Michel había sido una vía de escape, un refugio de lo que realmente sentía por Manuel. Pero no era suficiente. Nada lo era.
El viaje con Michel había sido la última gota para Mijares. Lucero lo sabía. Había sido una especie de despedida, una confirmación de que su relación con Michel no podría llenar el vacío que Manuel había dejado. Y aunque Michel era un buen hombre, ella no estaba enamorada de él, no como lo estaba de Mijares. Su corazón siempre había pertenecido a su exesposo, por más que tratara de engañarse a sí misma.
De repente, el sonido de su teléfono interrumpió sus pensamientos. Era Lucerito.
-¿Mamá? ¿Cómo estás? —la voz de su hija, siempre dulce y preocupada, resonó al otro lado.
—Ay, nena, aquí, pensando demasiado —respondió Lucero, soltando un suspiro.
— ¿Cómo te fue con papá? —preguntó Lucerito con curiosidad, y un leve tono de esperanza.
Lucero sonrió tristemente.
—Me escuchó, pero no sé si me cree. Hice muchas cosas mal, beba... Y no sé si él puede volver a confiar en mí.
—Mamá, tú sabes que papá te ama. Lo que pasó con Michel fue un error, pero él te conoce. Sabía que tarde o temprano te darías cuenta de que lo que sentías por papá nunca se fue. Solo tiene miedo de volver a sufrir.
Lucero sintió un nudo en la garganta. Su hija, tan joven, entendía mejor de lo que ella misma podía admitir.
—Te juro que haré lo que sea, Lucerito. Haré lo que sea necesario para que tu papá me perdone.
—Yo sé que puedes, mamá. Solo diez paciencia, pero no te rindas. Sabes que él también te necesita.
Lucero colgó después de despedirse, pero las palabras de su hija quedaron dando vueltas en su mente. Tenía razón. No podía rendirse. Había cometido errores, pero también sabía que si luchaba lo suficiente, si demostraba con acciones y no solo palabras, Mijares podría perdonarla.
Capitulo nuevoo🫶
Espero lo disfruten
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A Veinte Pasos del Amor
FanficEn la Ciudad de México, dos leyendas de la música mexicana, Lucero y Mijares, viven como vecinos a tan solo veinte pasos de distancia. Aunque alguna vez fueron el matrimonio perfecto, el destino y las decisiones personales los llevaron por caminos s...