La reputación del número uno en la universidad se opacó por la llegada de Max Goof, un novato encantador que tras ganar los X-Games, está disfrutando de la mejor etapa de su vida. Aún así, dentro de Max y Bradley hay un vacío que solamente puede lle...
Max se había quedado dormido, y hubiera seguido así hasta el día siguiente de no ser por un castaño que lo despertó.
— No terminaste de desempacar siquiera, novato — Bradley ya vestía su pijama. Un conjunto en color granate y olía fresco, Max supuso que recién había cepillado su boca. Talló sus ojos y suspiró; empezaba a sentir la pesadez del haberse desvelado. Y apenas era Lunes, todo se volvió un caos cuando se supone que iniciaba el camino hacía diversión y popularidad. Miró a Bradley de pies a cabeza, una, dos, tres veces pero él volvió a hablar.
— ¿Qué? No me digas, hasta en pijama me veo espectacular, lo sé — Bradley canturreo victorioso, cerrando los ojos, fingiendo posar como si de modelo se tratara. Max se fastidio y rodó los ojos, levantándose de inmediato.
— Vamos Brad, admite que mueres por mi atención — Max respondió, cuando era un hecho que fue él quién se comió con la mirada a Bradley. Su discusión hubiera continuado de no ser porque enseguida se metió al baño. Una relajante ducha antes de dormir sería el complemento perfecto para la noche, aunque no había comido. Se apresuró en su aseo personal sin mucho escándalo, pues estaba seguro de que su nuevo compañero de cuarto yacía dormido.
Y al salir pudo confirmarlo. Bradley descansaba con un antifaz y Max planeaba salir a pesar de lo tarde que era en busca de saciar su hambre, y mientras tomaba una sudadera que estaba sobre su escritorio, notó que había una bolsa. La tomó y era un sándwich, olía delicioso pero; se detuvo en seco. Estaba la posibilidad de que fuera de Bradley, sin embargo; de ser así estaría en su propio mueble y no en el de Max... Lo pensó un buen rato, aunque su apetito ganó esa pelea interna y dió buen provecho. Mientras degustaba, realmente se cuestionó si Cremanata haría algo por él, o si tenía conocimiento de la palabra amabilidad. No quería tener asuntos con él, por lo que al día siguiente pagaría y de no ser así, se disculparía por comerlo.
Max apagó la luz finalmente y revisó su teléfono antes de cerrar los ojos. Le costó dormir ¿Y si Bradley le jugaba una broma mientras estaba indefenso? Si bien era un hecho que algo en él cambió, lo veía a lo lejos, apartado de los Gammas. Se preguntaba si se sentía solo y se culpaba una y otra vez. Si hubiera una oportunidad de cambiar las cosas que pasaron lo haría, pero al mismo tiempo, alguien debía ponerle un alto a los juegos sucios de Cremanata. Entre tantas vueltas que daba su cabeza, cayó dormido.
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A la mañana siguiente, la alarma de Max sonó por tercera vez y fue que despertó. Completamente confundido, se sentó de golpe mirando a su alrededor. No vió a PJ o Bobby, y fue entonces que un amargo sabor sintió en su boca, no era una pesadilla que compartía habitación con Bradley, era justo lo que ocurrió pero él no estaba ahí. Miró el despertador y faltaban quince minutos para las ocho. Debía apresurarse si no quería llegar tarde a clases, de nuevo. Mientras se cambiaba y tomaba sus cosas, pensó en lo temprano que debía despertar Bradley y sintió curiosidad por su rutina. Polos totalmente opuestos pues incluso había dejado la cama hecha y Max... Bueno, él llegó a clases justo cuando tocó el timbre.