Bradley Cremanata III había llegado a su reunión con éxito, solamente que su mente estaba completamente estacionada en planeta Max. Durante el trayecto a la fraternidad Cornelia, no dejaba de preguntarse una y otra vez la razón del porque respondía a su llamado. Era de madrugada y él tenía algo importante por hacer al día siguiente, cualquier persona en su sano juicio hubiera rechazado, pero él no. Y era eso lo que quería saber, desde el instante uno en qué conoció a Max Goof, toda la curiosidad que había en su ser estaba destinada a él en su totalidad. Al principio lo vio como un capricho, carne fresca para los Gammas; era demasiado talentoso con la patineta, eso aseguraba una victoria más para su prestigioso equipo. Ser rechazado fue un golpe bajo en su ego, la presión con la que él cargaba solamente la compartía con su soledad en los momentos más profundos consigo mismo. La derrota fue como un balde de agua fría y ahora que su vida estaba tan cambiada, solo hacía falta que un novato invadiera su mente. La llamada por la madrugada provocó un nuevo sentimiento en él, curioso por saber la razón de ser la primera opción de Max cuando necesitaba ayuda. Sus propias palabras fueron ni siquiera ser amigos y justo ahora era lo que más deseaba.
Estuvo distante en la reunión, varias veces tuvieron que repetir las cosas para él; estaba agradecido de que tampoco fuera tan relevante al haber faltado la mayoría de integrantes, era lo negativo de dar más responsabilidades a estudiantes que muchas veces buscaban más distracciones que asuntos pendientes; además de estar sumamente cansado por el desvelo, recordó que dormir fue plácido por encima de todo. El calor y compañía de Max le dieron una paz inmediata para descansar.
Finalizando sus deberes, Bradley comió y mientras lo hacía, un último pensamiento le voló la cabeza. Enterarse que Max tenía novia fue una mezcla rara de emociones; por un lado y como dijo, le parecía imposible que un payaso como él tuviera novia. Del otro, una ligera pizca de envida. ¿Por la chica? ¿Por Max que si podía hacer algo que él no? Bradley había tenido incontables citas con un montón de muchachas guapas, pero siempre quedaban en eso, citas. Encuentros rápidos en fiestas pero nunca una relación formal, cosa que disimulaba con excusas como responsabilidades o que él era demasiado para todas.
Aplastó el envase de café antes de echarlo al basurero y conducir hasta su dormitorio. La música logró desvanecer todos esos pensamientos por un rato, pues al llegar y abrir la puerta, su compañero estaba ahí.
La reconocida tercia compartió un almuerzo estupendo en un restaurante cercano. Hubo saludos a su grupo, la costumbre para ellos tras su popularidad.
— H-e-e-ey Max — Bobby habló mientras metía un gran trozo de sándwich de queso a su boca. Se quemó y PJ rio, él completó la frase.
— Ambos pensamos que podrías invitar a Bradley hoy
La expresión de Max era de esperarse, ojos abiertos y para sus adentros, un manojo de nervios incontrolable. Trago su hot cakes en seco.
— Noche de chicos. — añadió PJ, como si esto pudiera aliviar la situación.
Conociendo a su roomie, sabría que tendría como respuesta un rotundo no. Aún así no perdía nada intentándolo y una parte de él quería tener un "Sí". Posiblemente él también hubiera negado una invitación después de la inesperada noche, pero, podría llegar a ser divertido. Sin querer, disfrutaba la compañía de Brad mas de lo esperado. Era cuestión de tiempo, pensaba; pues para que una amistad floreciera con su peculiar experiencia no iba a surgir de un día a otro.
— Estpy seguro de que no va a querer... — Max hablo tras pensarlo por mucho tiempo. Bebió a su malteada, un poco desanimado. — Pero igual le diré — no iba a escribir un texto para decirle, esperaría a verle en su habitación y esto le hizo sentir ansioso. Lo normal era no sentir algo, como un amigo cualquiera.
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teenage heartbreak king ✩ ── MaxLey
FanfictionLa reputación del número uno en la universidad se opacó por la llegada de Max Goof, un novato encantador que tras ganar los X-Games, está disfrutando de la mejor etapa de su vida. Aún así, dentro de Max y Bradley hay un vacío que solamente puede lle...