Nada permanece igual, y cuando una cosa cambia; todo cambia.
Este era el conflicto en el que se sumergía Bradley, el gran Cremanata III perdió todo tras los últimos X-Games, amigos, popularidad y sobre todo, su orgullo. El novato de Max Goof acaparaba todos los rincones de la universidad, no solo él; también su par de patéticos amigos. Los Gamma optaron por echarlo; charlaban de vez en cuando con Bradley, pero preferían evitarlo en público, Tanque seguía molesto ya que casi lo dejaba morir y bueno, todo esto fue un balde de agua fría para Bradley, quién se convencía a sí mismo de que no duraría mucho tiempo así. En secreto, mantenía un entrenamiento dedicado al patinaje y a la patineta, buscando distraer la mente de ese novato.
Aquella mañana optó por faltar a su primera clase para iniciar una semana más tranquila, liberando su estrés en la pista.
Con su mente totalmente despejada y más relajado, Bradley entró al aula, donde los cuchicheos pasaban desapercibido su llegada. Era incómodo cuando antes todos se morían por sentarse a su lado o querían saludarle. Mordió el interior de su mejilla por las ansias y se sentó en la parte superior del salón. En segundos entró el profesor iniciando así su clase.
Max iba tarde. El domingo por la noche se había desvelado con PJ y Bobby jugando un nuevo videojuego, provocando que faltara a su primera clase y ahora corría por los pasillos de la universidad para llegar a Química. Abrió las puertas de golpe, haciendo que las miradas dieran a él y el maestro se detuviera.
— Max Goof... Adelante, como se nota que necesita a su padre para que lo despierte en las mañanas — las risas no tardaron en hacerse presente, Max bajó la mirada avergonzado mientras se rascaba la nuca. El único asiento libre era hasta el frente, como si su día no pudiera marchar peor. Pero sí que lo sería.
No supo cuánto tiempo pasó cuando un pedazo de papel le cayó cerca de la oreja; Inmediatamente se volteo, buscando culpables. Vio a los Gammas reírse y no muy lejos de ellos, a Bradley. En comparación con el grupito, él se veía atento a las clases y genuinamente desinteresado en su presencia, como si no notara su existencia. ¿Esto por qué tendría que molestarle a Max? Ni amigos llegaban a ser. Ignoró lo que pasó, sus notas preocupaban demasiado a su padre y lo que menos deseaba era tenerlo detrás suyo. Sin embargo, en cuestión de segundos otra bola de papel cayó sobre su cabeza. No estaba ahí para tolerar actitudes infantiles, por lo que se puso de pie y golpeo la mesa, captando la atención de todos.
— Señor Goof ¿Tiene algún inconveniente? Además de que llegó tarde, se atreve a interrumpir mi clase
— ¡No! ¡No fui yo! Quiero decir, me están molestando... — Max ardía del coraje, mirando con enojo a los Gammas.
El profesor también volteo a verlos, cerró con fuerza su libro y en voz alta, dio una sola orden.
— Cremanata, Goof, a la oficina del director, ahora mismo — el cotilleo se hizo presente, Bradley se levantó; más que confundido.
— Maestro, no he sido yo — se cruzó de brazos, indignado.
— Quiero creerte Bradley pero, después de los X-Games ya todos sabemos que tipo de persona es... Y de su relación con el joven Goof —. El maestro caminó hasta la puerta, invitándolos a que abandonaran la clase. Max se preocupó, pues él sabía que si había un culpable, Bradley no era. A punto de hablar, lo interrumpieron.
— Cualquier cosa, arréglenlo con el director — y con esta sentencia, ambos salieron de ahí.
El camino hasta la oficina estuvo rodeado de un silencio incómodo. Ninguno de los dos se atrevía a hablar. Bradley sabía que los Gammas actuaron así para mortificarlo, pero decirlo era difícil, era aceptar que ellos podían afectar en su vida. Eso no podía dejarlo ver, con el poco orgullo que le quedaba, caminó a unos pasos más adelante que Max.
— Brad... Yo...
— Bradley, novato — interrumpió, Max puso los ojos en blanco, no necesitaban seguir discutiendo.
— Como sea, sé que no fuiste tú... — Max guardó sus manos en los bolsillos de los pantalones, jugando con las pelusas por los nervios del momento. No habían vuelto a hablar desde los X-Games, cosa que los dos querían hacer pero no sabían cómo.
Bradley se detuvo, dándose la vuelta mientras se acercaba al hijo de Goofy. — Escucha novato, no pienso ser tú amigo ¿Entiendes? Si quieres cooperar, hagamos esto de una vez, no hay más vuelta al asunto. — Sus espesas cejas estaban fruncidas y su dedo índice apuntaba a Max, quien nunca apartó sus ojos de los contrarios. Asintió y trago saliva, ¿por qué estaba tan molesto? ¿Realmente arruinó su vida?
Llegaron a su destino y entraron de inmediato.
— Cremanata y Goof... Qué sorpresa tenerlos aquí, ¿a qué se debe su visita? — El director se dio la vuelta de su silla con una expresión seria.
— Señor director... Esto es un malentendido En clases... — hablo Max primero. No podía deshacerse de la imagen y palabras de Bradley, quería hacer algo, demostrarle que él no guardaba rencor con la oportunidad de ser amigos, pero fue interrumpido.
— Y yo, molesté a Max, director — Bradley dijo sin más. Max lo miró y a punto de rechistar, el director habló.
— Ya veo... Estas actitudes en ustedes parecen no cambiar... No me queda de otra que mandarlos a un dormitorio compartido, aquí en el campus. — Los dos chicos abrieron los ojos y boca con sorpresa, cambiando el aura del momento en múltiples quejas por partes de ambos.
— Es eso... — Los ruidos cesaron y ambos escuchaban atentos. — O disolver los equipos de patinaje. — Por primera vez, los dos se miraron sintiendo lo mismo. Max adoraba patinar y compartía esa pasión con sus mejores amigos, por otro lado estaba Bradley que si bien ya no formaba parte de los Gammas, aún podría unirse a cualquier otro equipo. Cremanata sin decir nada, se cruzó de brazos.
— Acepto.
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teenage heartbreak king ✩ ── MaxLey
FanficLa reputación del número uno en la universidad se opacó por la llegada de Max Goof, un novato encantador que tras ganar los X-Games, está disfrutando de la mejor etapa de su vida. Aún así, dentro de Max y Bradley hay un vacío que solamente puede lle...