Capítulo 6 -Sospechas.

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Maríe no ha dejado de vigilarme desde que miró la nota que estaba pegada en la puerta de la habitación de Madeleine. Quería llevarme a la comisaría en ese momento, pero le dije que no podía dejar a Maya sola, al menos esperaría hasta que su madre despertara.

Me hizo prometer que iría a la comisaría al próximo día y así lo hice, di mi declaración, dije todo lo que me había guardado por miedo a las represalias de la asesina; la detective no me creyó mucho de lo que dije.

Madeleine recuperó la conciencia esa misma mañana, su cuerpo estaba realmente en un muy mal estado y tenía fracturas antiguas que no habían dañado muy bien. Maríe no tardó en hacerse presente y tomar su declaración con respecto a lo sucedido esa noche y muchas preguntas más que vinculaban a su esposo.

La detective no ha querido darme muchos detalles respecto al esposo de Madeleine, quizás él pueda tener una pista de quién es la mujer de mis pesadillas —, o tus deseos —pero para mi mala suerte, la detective no quiere dejarme hablar con él, así que no me queda más que acercarme a Madeleine, seguro encuentro algo en su casa que me lleve hasta la mujer misteriosa.

—¿Puedo pasar? —Alguien llama a la puerta de mi oficina.

—Adelante —respondo al ver a Loana asomándose.

—¿Harás algo esta noche? —pregunta.

—Si, tengo algo para esta noche.

—¿Qué tal mañana? —se acerca a mi escritorio y dejo de lado las notas que revisaba.

—Tengo algo pendiente con Maríe —respondo enderezándome en la silla y puedo notar como su semblante se vuelve más frío.

—¿Crees que Maríe te quiere para algo en serio? —sonríe.

—¿Qué te hace creer que quiero algo serio con ella? —me pongo de pie al ver sus intenciones de acercarse a mi —¿qué quieres realmente? —rodeo el escritorio hasta quedar del otro lado.

—Se que Maríe tiene una extraña obsesión contigo —vuelve a acercarse a mi —no deberías jugar con ella, es peligrosa.

—Me gusta el peligro —eso lo hace enfurecer más.

—Maríe tiene unas extrañas maneras de practicar el sexo —sujeta mi brazo.

—Interesante —sonrío —ya quiero descubrirlo.

—Ten cuidado, Coralie —acerca su cuerpo al mío y me mantengo inmóvil —. Maríe no es una mujer para cualquiera.

—Si estuvo contigo me deja en duda —intenta besarme y me alejo —tenga cuidado directora Lambert, recuerde que está en el instituto.

—¿Ahora te haces la difícil? —pregunta con un tono para nada agradable.

¿Qué les ocurre a las mujeres de este pueblo?

—Sal de mi oficina Loana, no te conviene que alguien se entere de tus preferencias, menos aun que tu amante es la hermana de tu esposo... —su mano se estampa contra mi mejilla provocándome un leve ardor que hace arder mi ojo. —lárgate Loana —digo sin verla al sentir que quiere acercarse.

—Cora... —la detective entra.

Volteo a verla y puedo notar el miedo en la mirada de Loana, ambas se observan, luego la detective me observa y frunce el ceño.

—Loana, espero que no hayas sido tú la causante de esto —se acerca tomando mi rostro entre sus manos.

—No... yo no...

—Luego hablaremos tú y yo.

Con eso Loana se apresura a salir de la oficina.

La detective revisa mi mejilla y me pide que me siente en el pequeño sofá mientras va por hielo a la enfermería. Al volver se sienta a mi lado y coloca el hielo sobre mi mejilla.

Un Matiz De CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora