Prólogo

3.7K 348 124
                                    




La lluvia torrencial que cae sobre la ciudad no me deja ver bien las calles mientras conduzco. Me desvío en la intercepción que conduce hasta mi casa, las llantas de mi auto resuenan al entrar en contacto con la tierra. Trato de ir más despacio para evitar accidentarme. Mi auto no tiene llantas aptas para el fango.

Solo a mi se me ocurre comprar una casa tan alejada de la ciudad, pero realmente odio tener vecinos entrometidos y detesto el ruido de la ciudad.

A lo lejos puedo divisar las luces de mi casa. Mi cuerpo se tensa y aprieto con fuerza el volante. Mi respiración se entrecorta a medida que me voy acercando.

Veo la silueta que se asoma por mi ventana y me observa desde adentro de mi casa. Apenas y puedo verla, pero su larga cabellera roja la reconozco ya. No es la primera vez que hace esto y tengo la sospecha de que no será la última.

Bajo del auto y a medida que voy avanzando hacia la entrada, ella se aleja de la ventana como cada vez que hace esto. Al entrar en casa no hay nadie más, solamente la cena servida sobre la mesa junto a una copa de vino y una vela.

—¡Deberías tener el valor de quedarte, querida!

—Esta noche planeo hacerlo, hermosa —me quedo congelada al sentir el brazo de rodea mi cintura desde atrás, su respiración pausada y tranquila golpea contra mi cuello —Pero sé que no me lo harás fácil, Coralie —es la primera vez que la escucho decir  mi nombre y su voz...

—Tu...

—Me has hecho enfadar —su agarre en mi cintura se hace más fuerte —debes aprender a comportarte, así que duerme, Cora...

Un pañuelo cubre mi boca y aunque intente luchar, es imposible. Mis ojos se cierran y me sumerjo en un mundo de oscuridad, uno del que no estoy segura si saldré esta vez.

—Cora... —esa voz vuelve a llamarme —Cora... —me estremezco al sentir su lengua sobre mi abdomen —despierta, Coralie —abro mis ojos y ella sonríe.

Mi corazón se acelera al sentir mis extremidades inmóviles, me tiene atada a la cama, reconozco este lugar, he venido antes aquí con ella, mi pecho sube y baja al ritmo de mi corazón...

—¿Por qué...? —niega y se acerca colocando su dedo índice sobre mis labios.

—¿Sabes por qué, Coralie? —niego —has estado saltando de cama en cama —niega y aprieta su mandíbula —te has burlado de mi, ¿crees que esto es un juego? —sujeta mi rostro con su mano —. Entonces juguemos como a ti te gusta, como juegas con todas, Coralie —su sonrisa me desarma, me debilita y me hace desear lo que tiene en mente para mí.

Le temo, pero me causa intriga y excitación.

Le temo, pero me causa intriga y excitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Solo les comparto el prólogo.

La historia de subirá el sábado.

Hasta pronto

Un Matiz De CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora