ꔚ Alicia era una joven universitaria, vivía junto a su padre Dale Horvath. Cuando tenía 10 años perdió a su madre, fue algo muy duro para ella y para su padre, pero decidió mostrarse fuerte y continuar con sus estudios para poder darle a él lo que n...
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A medida que el grupo se adentraba más en la prisión, la atmósfera se volvía cada vez más opresiva. El eco de sus pasos resonaba en los pasillos vacíos y, al girar una esquina, se encontraron con un gran jardín desatendido, cubierto de maleza y sombras. Pero lo que más llamó su atención fue el ruido: el inconfundible sonido de gruñidos y gemidos de los caminantes.
-¡Cuidado! -gritó Rick, levantando su arma mientras su mirada se centraba en un grupo de zombis que deambulaban entre la maleza, atraídos por la presencia del grupo.
Daryl se movió rápidamente al frente, su ballesta lista. Alicia lo siguió de cerca, el corazón latiendo con fuerza mientras se preparaban para el enfrentamiento. Ella sabía que debían actuar rápido.
-¡Formen un semicírculo! -ordenó Rick, y el grupo se alineó, armas en mano.
Beth, que había estado cerca de Maggie, se acercó al grupo con un hacha en mano, lista para ayudar. Hershel avanzó con su muleta, aunque su expresión mostraba una mezcla de determinación y preocupación. T-Dog estaba en la retaguardia, observando, atento a cualquier movimiento inesperado.
Daryl hizo el primer movimiento, disparando una flecha que se clavó en la cabeza de un caminante. El zombi cayó de inmediato, y eso pareció dar el inicio a la batalla.
-¡A por ellos! -gritó Daryl, y los demás comenzaron a avanzar, utilizando sus armas para eliminar a los caminantes uno por uno.
Alicia sintió una oleada de adrenalina mientras se unía a la lucha. Su machete cortaba con precisión, y cada zombi que caía le daba una sensación de control en un mundo que a menudo parecía caótico. Daryl luchaba a su lado, su presencia constante y tranquilizadora en medio del caos.
-¡A la derecha! -gritó T-Dog, señalando hacia un grupo de caminantes que se acercaba por el lado.
Rick tomó la delantera, disparando y dando instrucciones. Hershel se movía con dificultad, pero no se detuvo, sabiendo que su experiencia era crucial en ese momento. Beth, a su lado, gritaba palabras de aliento a su hermana, mientras ambas se defendían con valentía.
Con cada zombi que caía, la presión en el aire parecía ir disminuyendo, pero el número de caminantes no cesaba. Era un flujo interminable de horror.
Alicia, agotada pero enfocada, miró a Daryl y vio el destello de determinación en sus ojos. Había algo reconfortante en pelear codo a codo con él; su confianza en ella era evidente, y eso le dio valor.
-¡Daryl! -gritó, señalando a un caminante que se acercaba rápidamente-. ¡Atrás!
Él se movió con agilidad, eliminando al caminante con un certero disparo. Se giró hacia ella, y por un instante, compartieron una mirada que decía más que mil palabras. Era un momento de conexión en medio del horror.
