Solamente déjame irme.

Hello dad, I wish you had met your granddaughter Charlie Emiliana.

Habían pasado años después de la muerte de Max, todo había cambiado tan rápido qué ver al pasado era algo doloroso. Sergio había sido encarcelado por todo el daño que le había causado a Max por los golpes, gritos e intentos de  lastimar algún piloto de la parrilla, incluso lewis había denunciado a checo por sus maltratos entrando embarazado.

Hamilton había tenido al bebé que esperaba con Sergio pero nunca le contó a la pequeña de su otro padre, se resultó enamorando nuevamente de su mejor amigo Nico y con el pasar del tiempo se casaron.

Lando había tenido su merecido y resultó retirándose muy joven de la fórmula 1 después de haberse fracturado la muñeca peleando con su ex pareja Daniel Ricciardo.

Carlos se dio cuenta que Charles nunca podría amarlo como lo hizo con Max, prefirió hablar con leclerc sobre ellos y quedaron como buenos amigos. Le dolía ver como él chico de nacionalidad extravagante se apagaba cada día más hasta que no soporto más y prefirió volver a ver sonreír a Max, Oscar se quedó en cuidado de sus abuelos por parte de Charles.

Leclerc no aguantó el año completo sin Max, se quitó la vida una madrugada mientras abrazaba aquella foto que tenía de Max abrazando a Oscar cuando apenas tenía 2 años él pequeño. No podía hacerse cargo del pequeño por qué su dolor era demasiado que provocó que renunciara a todo, incluso a su bebé para poder volver a ver al amor de su vida nuevamente. Posiblemente Oscar lo odiaría de grande pero era peor seguir viviendo sientiendose muerto.

Oscar creció y le contaron todo lo que sucedió, nunca juzgo a ninguno de sus padres y solía ir a dejarle flores a la tumba de ambos ex-pilotos, habían sido enterrados en la tumba de la par pars no separarlos incluso en la muerte. Oscar resultó graduándose como psicólogo para todas aquellas personas que estuvieran sufriendo en silencio o sufriendo como había pasado con su padre Max.

No deseaba que nadie más sufriera o se intentara suicidar, él salvaría a esas personas por lo que no había podido salvar a sus padres.

Oscar conoció a un lindo rubio llamado Logan cuando iba a la facultad, Logan estudiaba derecho y fue amor a primera vista.

Logan se volvió alguien tan indispensable en su vida y con quién con el pasar de los años se resultó casando y volviendo padre de su pequeña bebé. Oscar solía ir a las tumbas de sus padres para contarles por horas todo lo que le había sucedido cada día, les contó cuando se comprometió, se casó y se enteró que sería padre, muchas veces solía leer las cartas que Max le había dejado el día de su muerte y siempre algunas lágrimas traicioneras solían escapar.

Con el pasar de los meses, ya había nacido la bebé de la familia Leclerc-Vettel. ¿Gracioso no?, Oscar se había enamorado del hijo de los Vettel sabiendo que su padre charles había sido compañero de Sebastián en Ferrari.
Una linda beba de ojos verdes con unas motas de azul, pelo rubio como el sol y una risa tan risueña con su naricita de botón.

— Bienvenida al mundo mi pequeña Charlie Emiliana Leclerc-Vettel.

Mencionó Oscar mientras lloraba cargando a la bebé en brazos, podía jurar que su pequeña era una linda mezcla entre él y su pareja pero también era una mezcla de sus padres que estaban en el cielo para poder vivir en paz y el amor que no pudieron terminar de demostrarse.

— ¡Charlie, ven acá pequeña traviesa y despídete de tus abuelos!

Regañó Oscar a la pequeña que estaba jugando con varias mariposas que volaban alrededor de aquel panteón en aquella tarde del 24 de diciembre, había llevado a su hija a dejarle flores a sus padres para que pudieran conocer a la linda nieta que les había dado.

— Charlie despídete de tus abuelos.

Dijo Oscar cargando a la pequeña que con su manita se despedía de aquellas tumbas de color azul y rojo haciendo honor a sus escuderías.

— ¡adiós abuelos!

Oscar soltó una risa mientras miraba a niña mandarle un beso a sus abuelos en el cielo, esa niña lo haría vivir tantas experiencias buenas o malas pero sabía que pasará lo que pasará, la amaría tanto que sería capaz de arrancarse el corazón como lo hubiera hecho sus padres, sabía que sus papás cuidaban a su pequeña y a él desde el cielo.

— Siempre los voy a amar, papás.

Mencionó Oscar dejando un beso en cada tumba para voltearse con su pequeña alejándose de aquel lugar, Max y Charles que estaban en el cielo abrazados sonrieron con tanta feliz observando a su bebé ser un hombre feliz y profesional.

— También te amamos, nuestro niño hermoso.

Mencionaron los mayores desde el cielo despidiéndose de su hijo.

|| para que no chillen, ya me dolió la mano de tanto escribir 😭 (ando llorando por estos dos capítulos)