Capítulo 14

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Todo el anfiteatro quedó en silencio y fue bastante ambicioso por parte de Gerardo poder controlar al experimento número 13. Sonreía de una forma psicótica al ver la sangre caer y lamió sus labios; Guillermo no dudó en sostener el corazón palpitante y sacarlo del cuerpo de Oswaldo para aplastarlo con fuerza restándole importancia a la horrible sensación entre sus dedos; Scaloni tragó saliva preguntándose quién había dominado a quién y sonrió al escucharlo — Estoy harto de ser una marioneta del apetito de su perversión enferma. — gritó con ira el rizado.

Podía sentir su piel transformarse, estaba a punto de romper su propia cordura y la sed de venganza le deba fuerza para destruir a todos, pero sería un hombre muerto.

¿En verdad cedería a la locura animal?

La verdad es que ninguna de las dos personalidades deseaba perderse.

Guillermo estaba hartó de estar atascado en el país infernal de las maravillas y se acercó a Rafael para ayudarlo a levantar siendo abrazado con fuerza — Por favor, dime quién eres... — rogó el Márquez; Carles le explicó en que consistía el experimento donde conoció la tortura infantil de su mejor amigo.

— Soy yo Rafita... — respondió con la respiración agitada y regresó a su estado natural, apretando con fuerza los brazos del mayor tratando de estabilizar el nerviosismo. Los fantasma de aquel espectáculo terrorífico calaban en su alma y como un mecanismo de defensa trataba de doblar el dolor, duplicar el placer y sus fantasías confiando en la belleza de aquella masacre.

Una revelación llegó a Guillermo ¿Y sí era él quién liderara la revolución? Y fueron rodeados por los guardias reales.

— ¡No esperaba más de ti! — expresó Gerardo.

— ¿Y qué tal algo cortito mientras esperamos al siguiente soldado? — Propuso Piqué entre risas — Solo para recordarle su lugar al esclavo — la emoción tardo unos breves segundos al escuchar algunas detonaciones afuera, una bala atravesó el brazo izquierdo de Diego Maradona.

— ¡Son los guerrilleros! — gritó un soldado mientras ingresaba a la arena y otra detonación resonó en el lugar.

— ¡Todos a su puesto de batalla! — ordenó Beckham.

Gerardo fue trasladado por Piqué a un lugar seguro.

Guillermo estaba por seguirlo, pero Rafael lo detuvo — Hay que liberarlos. Se encargarán de él... —

Lionel Messi observaba como la guardia real enviado desde Inglaterra les pedía seguirlos para ir a un lugar seguro y claro que terminó por escaparse; escuchó las voces de sus padres, los ignoró por completo, tenía que ir por Ochoa y salir de ahí. Se quedó quieto al notar como estaban liberando a los esclavos — ¿Guille? — preguntó. Todos los esclavos estaban subiendo a esos camiones que los guerrilleros habían robado. Carles solo mal miró a Messi y Rafael trató de alejar a su amigo, pero el omega argentino fue más rápido — Ven, ya son libres. Regresa conmigo — ordenó sin soltar al rizado.

— Memo... vamos, es hora de irnos. — rogó Márquez mientras sostenía la manos de su mejor amigo creando una encrucijada en Guillermo.

Guillermo se sintió atrapado y agotado por el miedo.

¿Asesinar o ser asesinado?

— Debo ir con mi gente, Lio — respondió y sostuvo ambas manos de Lionel notando como la tristeza y decepción aparecían en los ojos del omega, tragó saliva ante lo que diría — Ven conmigo. Puedes ayudarnos... has visto la crueldad hacia mi gente y... —

— No puedo abandonar a mis padres. Debes entender nuestra jerarquía — respondió con dolor en su voz. Desvió su mirada para evitar llorar ante la respuesta de Guillermo, ni siquiera el ruido de los disparos en el exterior o los gritos de los guerrilleros lo hacían moverse de ahí; ambos jóvenes se abrazaron fuerza.

Juegos inhumanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora