Capítulo 10

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Algunas veces Lionel Scaloni odiaba su suerte y se limitó a observar a los hijos de su querido esposo, unas copias casi perfectas; si no tuviera ya suficiente con la inseguridad de su propio cachorro. David Beckham saludó con entusiasmo a sus cuatro hijos, Messi no pudo evitar fruncir el ceño al sentirse ignorado en su propia casa.

Su padre le lanzó una mirada dura. La suavizó cuando Lionel se acercó para saludar a Brooklyn y fueron interrumpidos cuando unos soldados dejaron caer al suelo a un Guillermo con el cuerpo adolorido — Buenas tardes, general — comentó uno de ellos y el mexicano trató de sentarse.

— ¿Qué ha hecho ahora? — preguntó Beckham.

— Volvió a golpear a los cadetes — respondió Robert de forma seria y bajo su mirada al escuchar la risa burlona del esclavo — Aunque ellos lo merecían, no dejaban de molestarlo. Pero el Coronel Diego le ha brindado un castigo por su "osadía" — lo último lo expresó con burla y resistiendo las ganas de reír por respeto al mayor.

— Retírate — ordenó David y prefirió ignorar al esclavo para ir con sus hijos al jardín.

Messi llevó ambas manos detrás de su espalda y empezó a caminar en círculos alrededor de Guillermo, tarareando una canción como una señal de burla — ¿El coronel te ha castigado? ¿Qué tanto daño hiciste, Guille? — preguntó curioso el omega.

— Fue en defensa en propia. Ellos iniciaron, yo simplemente realizaba esos estúpidos ejercicios y ellos quería agarrarme de su puerco. No estoy taaaaan pendejo — respondió Guillermo y con la ayuda del omega se fue levantando.

— Iug, apestas. Ve a darte un baño —

— No si antes de saber el chisme ¿Y esos morritos, quienes son? Dale, dale... quita esa cara, el chisme se hizo para contarse. Te haré tu postre favorito —

Lionel al inició cruzó sus brazos y le dio la espalda dando una clara señal de no contar nada, pero era débil ante su postre y maldijo en voz alta.

— Son mis hermanastros. Estarán aquí por un tiempo, no sé realmente el motivo... —

— Oh — se limitó a responder el rizado y empezó a bostezar un poco.

— Se en donde está Rafael y los demás. —

Y el corazón de Guillermo latió emocionado ante esas palabras, no pudo evitar sonreír e iba rogar que le dijera, pero ser interrumpidos por Brooklyn les hizo quedarse en silencio.

— Mi padre te llama esclavo y ti también, Lionel. Ahora — ordenó con una voz fría ni siquiera espero alguna respuesta, para desaparecer en el jardín.

El omega argentino y el alfa mexicano se miraron entre sí con una expresión de disgusto ante esa presencia, al fin tenían algo en común.

— Nos cayó de la de verga — susurró Guillermo a Messi y no pudo evitar reírse bajito.

Y claro, que era el inicio de una guerra interna entre los hermanos de diferentes padres.

— Es un honor para ti saber que me servirás de igual forma como a mi padre y su esposo. Ser seleccionado para combatir a su lado es algo que debes valorar esclavo — explicó Brooklyn, el hijo mayor.

Guillermo alzó ambas cejas ante esas palabras y desvió su mirada a Lionel, quién tenía el ceño totalmente fruncido.

Scaloni estaba hartó de que todos usarán a Guillermo como objeto ni hablar de la molestia naciente al ver esa actitud tan prepotente en su propia casa y sobre todo notar como su esposo lo estaba permitiendo — Es mi esclavo, Brooklyn. No te servirá a ti ni a tus hermanos. — respondió importándole muy poco ganarse un regaño silencioso por David — Suficiente con dar permiso para que estén aquí. No darán ninguna orden al esclavo, solo Lionel y yo ¿Cierto, Beckham? —

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