Capitulo 8.

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**Miércoles 5 de abril, otoño 8:15 p.m

*Narra Koichi*

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*Narra Koichi*

La brisa fría me golpeaba mientras caminaba por las calles casi vacías. La charla con la profesora Sato seguía dando vueltas en mi cabeza. Cada paso que daba hacia mi casa parecía llevarme más profundo en un laberinto de pensamientos.

El día estaba oscureciendo rápidamente, las luces de la ciudad empezaban a encenderse una a una, pero aún podía sentir el peso de la conversación en el café. Esa advertencia sobre el edificio abandonado… el solo pensarlo me hacía sentir una especie de ansiedad. ¿Qué podríamos encontrar allí? ¿Sería realmente seguro para La señorita Sato y para mí?

Mis pensamientos se dirigieron a ella. Chinami… parecía tan frágil y fuerte al mismo tiempo. Había algo en su presencia que me atraía, pero al mismo tiempo, sabía que había algo en su pasado que aún no comprendía por completo. ¿Y Yukio? ¿Quién era realmente para ella? Había demasiadas piezas sueltas.

El cielo se había teñido de un gris profundo cuando llegué a mi departamento. Las luces del pasillo parpadeaban intermitentemente, un recordatorio incómodo de que incluso en mi propio espacio, el misterio parecía perseguirme. Cerré la puerta detrás de mí, dejándome caer en el sofá. El silencio del apartamento era abrumador, como si el aire mismo estuviera lleno de preguntas sin respuesta.

Saqué el teléfono de mi bolsillo, esperando no encontrar más mensajes extraños. Por suerte, no había nada nuevo. Al menos por ahora.

Me levanté y me dirigí hacia la ventana, mirando las luces de la ciudad. Las sombras de los edificios altos parecían moverse con vida propia, como si estuvieran observándome. Sentí una oleada de incomodidad que me recorría la espalda. Aunque estaba solo, no podía sacudirme la sensación de ser vigilado. ¿Era solo mi imaginación o algo más grande se estaba gestando alrededor de Chinami y de mí?

Recostado en el sofá, miré el techo, intentando deshacerme de esa inquietud. Pero las imágenes de Chinami seguían llenando mi mente. La forma en que me miró en el café, su expresión de vulnerabilidad mezclada con misterio… No podía ignorar lo que estaba sintiendo. Algo en ella despertaba una parte de mí que no había sentido antes. Quería protegerla, estar a su lado, pero al mismo tiempo, sabía que involucrarse más podría ser peligroso, tanto para mí como para ella.

Me preguntaba si mañana, cuando fuéramos al edificio, todo cambiaría. Lo que la profesora Sato nos había dicho… parecía ser solo la punta del iceberg. Sabía que debía estar preparado, pero no podía evitar sentir miedo por lo que podríamos descubrir.

Justo cuando comenzaba a relajarme, el teléfono vibró en mi mano. Lo tomé rápidamente, pero esta vez no era nada extraño. Solo una notificación sin importancia. Solté un suspiro de alivio.

Miré por la ventana de nuevo. Las sombras de los edificios parecían alargarse, amenazantes, como si estuvieran vivas. Decidí dejar de pensar en eso por ahora, pero algo dentro de mí me decía que estábamos más cerca de algo grande.

Apagué las luces y me metí en la cama, aunque sabía que dormir no sería fácil esa noche. Cerré los ojos, pero las imágenes seguían rondando en mi mente. Mañana sería un día decisivo, Y el día siguiente podría marcar un antes y un después en nuestra búsqueda.

Mientras intentaba conciliar el sueño, no podía dejar de pensar en Chinami. Había algo más en ella, algo que quería entender a cualquier costo. A medida que los pensamientos se desvanecían en mi mente, me di cuenta de algo. Quizás no solo quería descubrir lo que estaba aconteciendo, o quizás quería descubrir lo que ella significaba para mí.

No Importa Que Tan Alto VuelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora