Capitulo 2:El Despertar De Aquel Ave

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**Koichi y Chinami caminaron en silencio hacia la sala de clases. Ninguno de los dos intercambió palabra durante el trayecto.**
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—Llegamos. Adelante, entra tú primero, yo lo haré después —dijo Koichi, abriendo la puerta.

—E-está bien… —respondió Chinami, visiblemente avergonzada.

Koichi se acercó a la profesora: —Disculpe la demora, maestra.

—No se preocupen, chicos. Adelante, pasen —respondió la maestra con una sonrisa.

—Muchas gracias, maestra —dijo Chinami mientras esbozaba una tímida sonrisa.

—Pueden sentarse en esos dos puestos, allá al fondo, a la izquierda —indicó la maestra, señalando los asientos.

**Koichi y Chinami se dirigieron a sus asientos, todavía en silencio.**

*Narración: Koichi*

¿Qué fue lo que ocurrió hace un rato? Aún no logro procesar lo que sentí. Es como si algo dentro de mí se hubiera liberado… un sentimiento diferente a todo lo que había sentido antes. ¿Qué podría ser?

—Koichi-kun, ¿estás prestando atención? —la voz de la maestra me sacó de mis pensamientos.

—¿Eh? Sí… sí, maestra. Disculpe —respondí rápidamente, notando que algunos compañeros ya me estaban mirando.

Un suave susurro me devolvió al presente.

—¿Estás bien, Koichi-kun? Te noté distraído —me dijo T/N, inclinándose hacia mi lado con una expresión preocupada.

—No lo sé… ni yo mismo entiendo lo que me pasa —le respondí en voz baja, tratando de no llamar la atención de los demás.

—Qué raro… —comentó, arqueando una ceja pero sin insistir más.

Volví a quedarme en silencio, intentando descifrar lo que me estaba ocurriendo. Había algo en Chinami. No era solo su timidez o la forma en que se aferró a mi brazo. Había algo más, algo profundo que removió algo dentro de mí.

Miré de reojo a Chinami. Su rostro estaba ligeramente sonrojado y no pude evitar sentir un instinto protector hacia ella. Tal vez fue la manera en que buscó refugio en mi compañía, como si necesitara un ancla en medio del caos del primer día. O tal vez, al verla tan vulnerable, me recordó algo que yo mismo había olvidado.

—En fin, ya pasará… supongo —murmuré, más para convencerme a mí mismo que a T/N.

Chinami parecía ajena a nuestra conversación, concentrada en lo que decía la maestra. Pero noté cómo sus dedos jugaban nerviosamente con el lápiz sobre la mesa. Me pregunté si ella también estaba experimentando algo similar a lo que yo sentía. Un millón de preguntas me inundaban, pero ninguna tenía respuesta.

El silencio entre nosotros, sin embargo, no se sentía incómodo. No había necesidad de llenarlo con palabras. Mientras la clase avanzaba, me permití relajarme un poco, aunque ese nuevo sentimiento seguía ahí, como un murmullo que no podía ignorar.

*Narración: Koichi*

Tal vez, después de todo, no estaba tan solo en este lugar. Quizás conocer a Chinami era el comienzo de algo nuevo, algo que nunca anticipé cuando decidí venir aquí. Mientras más la observaba, más quería entenderla. Y, de alguna manera, sentía que ella también estaba intentando comprenderme a mí, aunque no lo expresara.

Era un sentimiento extraño, pero no desagradable.

Los minutos pasaron lentamente mientras la clase continuaba, pero en mi mente las preguntas seguían acumulándose. ¿Quién era realmente Chinami? ¿Qué historia cargaba consigo? Y lo más importante, ¿por qué sentía que nuestras vidas se habían cruzado en este preciso momento, como si el destino hubiera trazado un camino para ambos?

—Muy bien, chicos, eso es todo por hoy. No olviden revisar los apuntes para la próxima clase —anunció la maestra, mientras el timbre sonaba, marcando el fin de la lección.

Chinami levantó la mirada por primera vez en lo que parecía una eternidad, y nuestros ojos se encontraron.

—Gracias por… acompañarme antes —dijo en voz baja, casi como un susurro.

—No hay de qué. ¿Te gustaría caminar juntos hacia la salida? —le pregunté, aún sin entender del todo por qué me sentía tan inclinado a protegerla.

Ella asintió tímidamente, y en ese momento supe que esto no terminaría aquí. Algo había comenzado hoy, algo que ambos tendríamos que descubrir juntos.

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Bay bay say

No Importa Que Tan Alto VuelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora