La pelinegra guarda los libros necesarios en su mochila. Cuando va saliendo de la biblioteca, se despide del encargado. En sus manos tiene un hotdog, uno que Minji tuvo la decencia de hacerle después de dejarla sin cenar la noche anterior. No sabe de dónde la alfa saca dinero o comida, pero mientras tenga qué comer, está bien.
Quita el papel de aluminio en el que el perrito caliento está envuelto. Está a apunto de darle la primera mordida cuando un olor fuerte a alfa la rodea, es almizcle y agradable para su nariz.
—¡Haerin, espera! —Hyein se acerca a ella por sus espaldas. Es una prima de Minji y un año menor que ellas—. Tengo que darte esto.
—Buenas tardes, Hyein —le habla amable.
Por lo que la de ojos gatunos sabe, Hyein era una alfa amable y buena como Danielle. Así que por eso se siente tranquila de tenerla cerca. Es unos centímetros más alta que Minji y tiene la cara bien marcada, pero sus facciones de chiquilla no se pierden.
—Buenas tardes, Haerin. Mira, la señorita Choi te envía esto —le entrega un papel bien doblado—. Si aceptas, debes firmar ahí, en la línea de abajo.
Haerin la abre y es una nota donde la maestra le pide por favor a la omega darle asesorías a Hyein de álgebra. Kang tuerce sus labios, mirando el rostro esperanzado de la de flequillo.
—¿Qué tanto lo necesitas? —muerde su hotdog con la boca llena.
—Bastante. Este no ha sido mi mejor semestre.
—¿Cuál es la calificación de tu último examen? —se apoya en una pierna, mirándola fijamente.
—Un... veinticinco de cien.
—Estás jodida.
—Gracias —se ríe—. ¿Entonces?
—Está bien, lo haré. Eh... —se mueve, buscando dónde dejar su comida—. Sosténme esto un momento.
—Claro —la chica lo toma, sonriendo.
—¿Tienes un lapicero?
Hyein asiente, buscando en el bolsillo de su mochila. Saca uno de tinta negra y se lo pasa a Haerin. Mira cómo la omega firma con dificultad, apoyándose en su pequeña mano.
—¿Es todo? —toma de vuelta su comida y pone una mano en su estómago. Solo quiere llegar a casa y dormir.
—Ajá —mueve su cabeza de arriba a abajo, luego sonríe viendo el marcado vientre de Haerin—. ¡Wow! Está creciendo. Jamás pensé que Minji llegaría a tener bebés. La tía Jiun está furiosa.
Haerin tuerce los labios. Lo sabía, porque el día que Minji le dijo a su madre ella estuvo ahí. Y la trató como la peor basura del mundo. Dijo que era una omega fácil y aprovechada.
—Créeme que lo sé —muerde el último pedazo de la salchicha.
—Pero tranquila, Doyun está feliz de que su hija haya encontrado a su omega.
La pelinegra asiente con media sonrisa. Haerin no conoce al padre de Minji pero sabe que es omega como ella, tal vez eso lo hace un poco más comprensivo.
Haerin oye un gruñido desde atrás y un brazo por su cintura. Mira a un lado y es Minji, con el ceño fruncido. Ya no huele más a hierbabuena. Ahora es un olor que apesta y no sabe descifrar.
—¿No deberías estar en clase? —la azabache le pregunta a su prima, apretando la piel que sobresale de la cintura de Haerin.
—Horas libres, prima —sonríe grande—. Estaba platicando con Haerin sobre mis asesorías.
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VEN AQUÍ, Y ÁMAME, catnipz
RomanceVAYÁ | A sus diecinueve años, Haerin debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos -o largos- di...